Soluciones innovadoras
Leonardo Garnier

Editorial de La Nación: Junio 18, 2008
La calidad de la educación requiere mejorar su infraestructura. El ministro Garnier ha propuesto una excelente idea para lograrlo La calidad de la educación, tarea esencial para el desarrollo individual y colectivo, depende de una multiplicidad de factores. Y, si bien su dimensión humana, reflejada en la más fructífera relación posible entre educadores y estudiantes, constituye el catalizador esencial de la formación y el aprendizaje, también el entorno en que tal vínculo se produce y los elementos de apoyo para potenciarlo, resultan de enorme importancia. Por lo anterior, la dotación de elementos didácticos adecuados y la infraestructura física de las escuelas y colegios debe ser una de las preocupaciones esenciales de nuestras autoridades educativas. |
Durante muchos años, sin embargo, en medio de grandes limitaciones presupuestarias y de inadecuadas prioridades sobre la asignación de recursos públicos para esos fines, no ha ocurrido así. Por esto, entre los muchos déficits acumulados de inversión pública que hoy padece nuestro país, destaca un faltante de 4.700 aulas y 700 laboratorios de informática, así como de gimnasios, pupitres, equipos para prácticas técnicas y otros elementos. |
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Ese enorme déficit ya se ha comenzado a solventar. Sin embargo, por su magnitud, y dadas las limitaciones económicas de nuestro país, el Ministerio de Educación estima que, con el ritmo de inversión actual, se necesitarían entre 10 y 15 años para tener la infraestructura educativa que el país requiere.
Frente a tan enorme desafío surgen, a simple vista, dos opciones: o conformarnos con ese lento ritmo, con todas sus pésimas consecuencias para el futuro de nuestros niños y jóvenes, sobre todo los más desfavorecidos socioeconómicamente, o restar recursos a otras inversiones también importantes –como salud, vialidad, ambiente o seguridad–, para dirigirlas a la educación, con el desequilibrio que eso podría implicar.
Por suerte, sin embargo, hay otras opciones, mucho menos convencionales, pero con enorme potencial, y el ministro de Educación, Leonardo Garnier, acaba de hacer pública una iniciativa que se enmarca, precisamente, en el ámbito de las soluciones innovadoras, prácticas, viables y acordes con las necesidades del país. Se trata de concesionar a empresas privadas la construcción y el mantenimiento de infraestructura educativa, mediante contratos para que el MEP las alquile durante un número de años, tras los cuales pasarían a ser propiedad del Estado.
De este modo, sin necesidad de una enorme cantidad de recursos, sino mediante un adecuado flujo de los ingresos presupuestarios, sería posible solventar con rapidez el problema, mientras se amortizan los inmuebles construidos.
Se trata de una promisoria y eficaz modalidad, muy utilizada en gran cantidad de países, y que en el nuestro ya se aplica, con variantes, para la construcción de plantas hidroeléctricas, carreteras y otros tipos de infraestructura pública. La innovación, en este caso, consistiría en aplicarla al sistema educativo, lo cual permitiría que, con relativa celeridad, una gran cantidad de estudiantes puedan disfrutar de mejores aulas, laboratorios, gimnasios y sus respectivas dotaciones; es decir, condiciones mucho más adecuadas para establecer contacto con el conocimiento, sentirse estimulados a permanecer en el sistema educativo y disfrutar el proceso.
Legalmente se requerirá una autorización legislativa. Pero, como condición previa, será necesaria la suficiente apertura mental para dejar atrás vetustos prejuicios y comprender que, mediante alianzas público-privadas como esta y en el marco de la transparencia, existen enormes oportunidades de desarrollo. Y, si en algún campo es necesario aprovecharlas, es en el de la educación.