Presidente
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier
Finalmente era Presidente. No fue fácil. Hubo que dejar mucho en el camino, mucho de sí mismo, mucho de los otros y, sobre todo, a muchos otros. Y mucho dinero, por supuesto. No, no fue fácil. Pero finalmente era Presidente. Era el Presidente. Más aún, ya tenía un año de ser Presidente. “El primero es siempre el más difícil”, le habían dicho sus amigos (es un decir, eso de amigos) sin preocuparse por aclararle aquello de que “los demás son imposibles”. Así que no se sentía tan mal de que ya hubiera pasado ese primer año amargo de aprendizajes y metidas de patas y bajonazos en las encuestas y hacer casi nada trabajando casi todas las horas de casi todos los días. El era el presidente. Dos años ya. La mitad de su período había pasado. La parte más dura, la siembra. Ahora venía la cosecha. Tenía que venir ¿no? porque no habían sido fáciles esos dos años. Hubo que dejar mucho en el camino –de sí mismo de los otros y algunos otros—incluyendo algunas de las cosas para las que había querido ser el Presidente, pero era el Presidente. ¡Tres años tenía ya de ser el Presidente! Y no es que no hubiera hecho nada en esos tres años, la verdad la lista de logros podía verse impresionante (bueno, si descontamos algunos de esos logros que los Ministros siempre inventan para que nos sintamos bien con nosotros y –sobre todo—con ellos, pero qué tontos, ¡como si con eso engañaran a alguien!). Aún así, había logros… y claro, había fracasos también. ¿Por qué tantos fracasos? Y cómo reclamaba y se quejaba la gente, y la prensa, y las encuestas… ¡Carajo! Pero finalmente era el Presidente! Su último año terminaba. Ya era parte de la Historia, o por lo menos de la Cartilla Histórica. Para bien y para mal. Nunca llegó a hacer todo lo que había soñado. Nunca llegó a ser todo lo que había soñado. ¿Lo había soñado? Pero nunca fue tan malo como para arrepentirse, para querer echar marcha atrás, para deshacerse de haber sido Presidente. No fue fácil. Muchos quedaron en el camino y todos dejaron algo en el camino. Sobre todo él. Pero había sido Presidente. Era el Presidente. Sería siempre Presidente. No, no fue fácil.