Alianzas McParadójicas
Leonardo Garnier

Sub/Versiones – La Nación: Jueves 21 de Noviembre, 2002
Vivimos un mundo de crecientes paradojas. La desnutrición, por ejemplo, viene cada vez más acompañada de lo que parecía ser su opuesto: la obesidad. Y aunque una predomina en los países pobres y la otra en los ricos, la globalización va logrando que, cada vez más, encontremos niños desnutridos y niños obesos en todos lados. Y no es cosa de risa la obesidad a esas edades. Como advierte UNICEF – una de mis instituciones favoritas – la obesidad eleva todos los riesgos de la salud: enfermedades cardiovasculares, presión alta, colesterol, diabetes, tipos de cáncer, piedras en la vesícula, alteraciones en la menstruación, complicaciones artríticas, gota, problemas ortopédicos… y, además, genera situaciones sociales y sicológicas cada vez más traumáticas, sobre todo en los años de la adolescencia.
Pero es un mundo de paradojas, así que este 20 de noviembre, al celebrarse el aniversario de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, también se celebró el “Día Mundial de la Niñez de McDonald’s”: una iniciativa que – en bizarra alianza con UNICEF – busca recoger fondos en pro del bienestar de la infancia y, de paso, mejorar la imagen corporativa acercando más a los niños y haciendo que se vendan más Big Macs, más papas fritas, más gaseosas y más combos… para seguir llenando de grasa, colesterol y azúcar los cuerpos de los niños y niñas del mundo, alejándolos de alimentos más sanos y agravando todos los problemas sobre los que apenas ayer nos advertía UNICEF. Hoy, sus propios funcionarios se han visto vendiendo combos y repartiendo cajitas de UNICEF en los treinta mil locales en que McDonald’s recibe a más de cuarenta y seis millones de consumidores diarios en todo el mundo.
Para Jack Greenberg, Chairman de McDonald’s, esta iniciativa “atrae la atención del mundo a las crecientes necesidades de los niños y al papel que todos debemos jugar en provocar cambios positivos en las vidas de los niños y niñas de todo el mundo”. Suena fantástico, y si McDonald’s quiere ayudar a los niños – y lo hace muy bien con la Ronald McDonald’s House – me parece perfecto. No tengo nada contra la filantropía, pero… cuando se mezcla tan abiertamente con el mercadeo, empieza a parecer hipocresía.
Para UNICEF, una de las instituciones más importantes en la defensa de los derechos de la niñez y de un mundo más humano para todos, el riesgo de esta alianza es enorme. Y lo es aunque Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, la celebre diciendo que “los niños son nuestro futuro, sólo invirtiendo en ellos y en su bienestar podemos esperar construir el mundo saludable, próspero y pacífico que queremos…”. ¿Habrá querido decir “los niños obesos son nuestro futuro”? Porque a eso – y no a un mundo saludable – conduce la dieta que estas franquicias globales han ido poniendo de moda a lo largo y ancho del planeta. Entiendo que UNICEF necesita dinero, pero entendamos que hay dineros que pueden salir demasiado caros. Algunos ya hablan, irónicamente, de McUNICEF. ¿O se tratará, acaso, de una sofisticada estrategia para combatir la desnutrición de unos niños con la obesidad de otros? Yo, anonadado, sólo acato a recordar aquello de: Dime con quién andas…