De ángeles y demonios – y sus acólitos
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier Sub/versiones – La Nación, Costa Rica: jueves 18 de agosto, 2005
Las sanciones jurídicas competen solo a los tribunales; pero ni los partidos ni los ciudadanos pueden renunciar a ejercer sanciones morales y políticas cuando corresponde. Y fue precisamente a esa obligación a la que renunció el Partido Unidad Social Cristiana en la convención del fin de semana cuando todas las decisiones importantes pasaron no por el candidato – Ricardo Toledo – ni por los propios asambleístas, sino por el cordón umbilical que venía de las ‘casas por cárcel’ en que se encuentran los expresidentes Calderón y Rodríguez. Si bien los expresidentes deben ser considerados jurídicamente inocentes hasta que un tribunal resuelva lo contrario, lo cierto es que moral y políticamente debieron mantenerse – y ser mantenidos – al margen de la convención de su partido.
La cosa estuvo lejos de ser así: “Cuando usted ve que las votaciones van quedando 103, 103, 103... – dijo el propio Toledo – algo está pasando. Me imagino que esos 103 delegados están recibiendo línea de Pinares y de Escazú”. El candidato estaba tan molesto que simplemente se fue para su casa el sábado y solo regresó el domingo por la tarde, luego de haber negociado ‘algo’ con el expresidente Calderón. “No directamente con él – dijo – pero sí por medio de sus emisarios. Yo sí mandé mensajes”. Y es que Toledo llegó a la Convención sin entender la diferencia entre ser candidato y ser dueño del partido. Hizo falta que dos exministros de educación lo explicaran con claridad: “lo sucedido el sábado – dijo Guillermo Vargas – fue una tensión del candidato que, por un momento, lo cegó y lo hizo ver como extraña una situación totalmente normal en un partido cuya base ‘mariachi-calderonista’ es a todas luces conocida”. Marvin Herrera fue aún más claro: “no se le puede negar a Rafael que sigue siendo un líder aunque esté en arresto domiciliario”.
El exdiputado Federico Villalobos pagó los ₡ 50.000 de inscripción como candidato a diputado solo para poder lanzar un discurso de diez minutos de alabanzas al expresidente Calderón, declarando su presencia espiritual y atacando a la prensa y a la Fiscalía por las denuncias en su contra; Lorena Vásquez manifestó que “nada me hubiera encantado más que tener aquí a los dos expresidentes”; y don Luis Manuel Chacón reafirmó que “el partido gira alrededor del socialcristianismo y Rafael Ángel Calderón encarna esos ideales (...). Nosotros queremos y admiramos a don Rafael Ángel”. ¿Encarna, aún hoy, los ideales socialcristianos? ¿Lo admiramos? Aquí no solo se abandonó la obligada censura moral y política, sino que se pasó, sin rubor, a la injustificable glorificación de lo imperdonable. ¿A cambio de qué... y a costa de qué? “Yo estoy seguro – diría Toledo al final – de que a partir de mañana todos los candidatos a diputado cerrarán filas alrededor mío”. Cómo no.