Divina Candidez
Leonardo Garnier

Sub/Versiones – LA NACION: Jueves 22 de agosto, 2002
¿Cuánta plata maneja la Iglesia y cómo la maneja? La respuesta de un reportaje de El Financiero de este domingo es sorprendente, pero más sorprendentes son las reacciones ¿cándidas? de algunos de los obispos entrevistados. Resulta que la Iglesia Católica administra un ‘fondo común’ de entre diez y veinte mil millones de colones. Es mucha plata, pero bueno. El fondo es administrado por medio de una sociedad anónima (Sepasa), que lo invierte exclusivamente por medio del Grupo Sama. Pero resulta que, a su vez, la Iglesia, mediante Sepasa, es co-dueña del Grupo Sama. ¿Para qué?
Sepasa es presidida por el obispo de Limón, monseñor Francisco Ulloa. “¿Yo soy presidente? Mirá, hasta ahora sé (se ríe). Ya de eso ni me acordaba. Voy a hacer un poquito de memoria. Creo que Sama le pidió al padre Wang que se apoyara en una sociedad anónima para facilitar no sé qué…” Pero de eso no hace tanto: fue apenas en abril de 1998 que Sepasa se convirtió en accionista principal del Grupo Sama – con un 21.5% de la empresa – y Monseñor Ulloa fue nombrado Vicepresidente de la Junta Directiva. Como él mismo rememora: “Las acciones nos las dieron comodísimas. No me acuerdo en cuánto. Era una ganga. A Sama le interesaba que estuviéramos más vinculados con ellos. Las acciones las ponían muy fáciles, para pagar a largo plazo. Había un montón de facilidades.” ¿Por qué?
Sólo la Conferencia Episcopal es propietaria de al menos 3000 millones de ese fondo. Sin embargo, esta jerarquía “negó tajantemente que con esas operaciones se persiga el lucro, pero sí una rentabilidad adecuada”. Si usted entiende la diferencia, por favor me la explica… y se la explica – de paso – a los dueños del otro 79.5% del Grupo Sama. ¿También ellos persiguen tan sólo una rentabilidad adecuada? ¿Será acaso el Grupo Sama una empresa financiera sin fines de lucro? ¿Podría serlo?
Y ¿en qué tienen invertidos estos fondos nuestros obispos? “Como buenos costarricenses – responde Monseñor Arrieta – queremos que sea en títulos valores costarricenses, para que en lugar de beneficiar a un extranjero se beneficie nuestra Patria. Qué sé yo… un certificado del Banco Central”. Monseñor Ulloa, sin embargo, confirma que “se ha comprado un poco de deuda externa de México. Se había comprado de Brasil. Ahora en títulos de El Salvador. Hay algunas inversiones en electricidad en algunas compañías eléctricas del mundo, que yo sepa, es una compañía argentina”. Y se lleva el premio a la candidez cuando se siente obligado a justificar las inversiones realizadas en Cervecería Costa Rica, donde – según él dice – “creo que se ha invertido, pero a través del agua y los refrescos. Nosotros evitamos que sea directamente en cervecería… bueno, eso es difícil, porque es un grupo, el Florida. No sé cómo se hace para dividir las inversiones. No sé, ahí son cosas en las que uno no puede meterse”. ¿No puede…?
¿Cuánta plata maneja la Iglesia y cómo la maneja? Mucha, y parece que no muy bien. Ojalá que el llamado de atención de El Financiero caiga en tierra fértil.