Dos noticias ¿contradictorias?
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier Sub/versiones – La Nación, Costa Rica, jueves 22 de setiembre, 2005
“La empresa Lovable entregó ayer cartas de despido a sus 76 empleados, porque concentrará sus operaciones en Honduras” –decía la primera noticia–. “La compañía fabricante de microprocesadores Intel trasladará de California a Costa Rica 126 puestos de trabajo –decía la segunda–”. Según Mike Canavatti, gerente de Lovable, la decisión de cerrar se tomó ante la fuerte importación de prendas íntimas chinas y de otros países que se ofrecen a bajos precios: “Necesitamos disminuir costos de operación”. En términos parecidos – pero con resultados inversos – Michael Jacobson, vocero de Intel, explicó el traslado a Costa Rica es parte de una tendencia a reubicar operaciones en países con menores costos y mano de obra calificada.
Hace 20 años Lovable daba empleo a 1500 trabajadoras y trabajadores costarricenses pero, ante los menores costos de operación en Honduras –léase, menores salarios y garantías sociales– optaron por trasladar allá sus operaciones. En 1998 Intel estableció una planta para ensamblar microprocesadores en Costa Rica, a la que se han ido agregando operaciones de investigación, desarrollo de productos y servicios financieros que, hoy, brindan empleo a unos 2100 trabajadores. Hace unas semanas Intel realizó una feria laboral para ampliar esa planilla en unos 250 puestos y a estos se agregarían, ahora, los126 empleos del campus de Folsom, en California.
Conseguir o no conseguir empleo; mantenerlo o perderlo... son parte de las angustias del mundo moderno aquí y en todas partes. No es un proceso lineal ni seguro: podríamos, simplemente, perder empleos; o perder buenos empleos mientras aumentan los malos, como ocurre en tantos países que le apuestan a un crecimiento empobrecedor en el que los empleos precarios, mal pagados y de baja productividad crecen más que el empleo productivo, bien remunerado y formal. Pero también puede darse –como en el contraste de estas dos noticias – que cuaje nuestro intento por romper con el círculo vicioso de la pobreza mediante un proceso en el que, si bien se pierden unos empleos, se ganan otros mejores y, ojalá, en campos diversos: en la industria, el turismo, los servicios, la agricultura.
Sin embargo, no hay garantías y, por eso, esta destrucción y creación de empleos es tan angustiante para el país y para la gente. La clave –y nuestro reto– es tener la capacidad de generar más y mejores empleos. Pero aún eso... no basta, pues aunque los nuevos empleos sean de verdad más y realmente mejores que los que se pierden, no lo serán para las mismas personas: quienes quedan cesantes en Lovable no son los mismos que contratará Intel. No podemos ver esto como un problema ajeno que se resolverá con el tiempo: se trata de personas como nosotros, con familias cuya vida depende de su empleo y de su ingreso. Necesitamos, también, una política sistemática que apoye la transición laboral.