El subibaja de la pobreza... ¿o de los datos?
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier Sub/versiones: La Nación, Costa Rica, jueves 10 de noviembre, 2005
Entonces la pobreza... ¿bajó, se quedó igual... o, más bien, subió? ¡A saber! Eso es todo lo que podemos concluir de los curiosos resultados de la última encuesta de hogares según la cual aunque subieron los precios de la canasta básica y bajó el ingreso real de los trabajadores, la pobreza se redujo del 21.7% al 21.2% de los hogares porque ahora hay más gente trabajando en cada hogar aunque no haya bajado el desempleo... y si usted entendió todo eso, yo tampoco. Consciente de la confusión, el Instituto Nacional de Estadísticas (INEC) explica que lo que pasó fue que este año contaron con entrevistadores más experimentados lo que “pudo influir en una mejor captación del empleo, sobre todo aquel más difícil de medir, que se encuentra en la ‘frontera’ de la ocupación”. Así, “el porcentaje de hogares con ingreso conocido pasa de 88% a 92%, el más alto en la serie de la Encuesta desde 1987” y todo esto, dice el INEC, “introduce un problema de comparabilidad con los datos del año anterior”.
Por ejemplo, mientras que la encuesta del año pasado sólo identificó un aumento de la fuerza de trabajo de unas once mil personas... de pronto, la nueva encuesta detecta un aumento de casi ciento treinta y cinco mil personas en el 2005: ¡doce veces más! Uno pensaría que esa clase de aumento se reflejaría en un asombroso crecimiento de la producción... pero no, no es eso lo que sugieren las cifras del Banco Central: mientras que a julio del 2004 la tasa de variación de los últimos doce meses del Índice de Actividad Económica había crecido un 5.4%, este año sólo ha crecido un 3.9%... ¿y entonces? ¿Qué clase de empleo aumenta doce veces... sin que la producción aumente? Pues... ninguno, o ninguno digno de ese nombre.
Lo que probablemente ocurrió – y así lo sugiere el INEC – es que esta vez, a diferencia de las anteriores, los entrevistadores identificaron a gente que estaba trabajando aunque fuera unas pocas horas y midieron ingresos familiares que no se habían medido el año pasado, ni el antepasado. Por ejemplo, el aumento en el número de mujeres ocupadas explica más de la mitad del aumento en la cantidad total de empleo, pero, según el propio INEC algunos de estos son trabajos “que las mismos informantes no los reconocen como trabajo, por ser de pocas horas o por ser parte de una actividad familiar. (...) También se nota un aumento en el empleo de pocas horas.” Eso es todo: no es que hoy haya mucho más gente trabajando, ni hogares con más ingresos, simplemente se midieron cosas que antes no se medían, de manera que, al contar más perceptores de ingreso por hogar, la encuesta compensa la caída en los ingresos de los perceptores y eso aparece entonces como una leve reducción en la pobreza pese a “la caída del ingreso real de las personas ocupadas.” ¿Entonces, de verdad, qué pasó con la pobreza? ¡A saber!