En defensa de las fotocopias
Leonardo Garnier

Sub/versiones – La Nación: Jueves 10 de Octubre, 2002
¿Será de verdad tan grave eso de que la gente fotocopie libros? Yo, tengo mis dudas. Siempre me ha parecido bien que la gente pueda fotocopiar cosas que quiere o necesita leer. Me parece que es bueno para todos: para el que lee, para el que es leído y, aunque suene extraño, hasta para el que vende esos mismos libros que son fotocopiados.
Esto no quiere decir que me parezcan bien las ediciones piratas: eso de hacer un montón de copias o ‘clones’ de un libro y venderlos como negocio, es un vulgar robo de derechos ajenos: robo de los derechos económicos del autor, de los editores y de los comerciantes legítimos. No, de lo que estoy hablando es de otra cosa: de los estudiantes o las personas que necesitan leer uno o varios libros, o capítulos de distintos libros, y no pueden comprarlos, ya sea porque no están en plaza o porque, como suele ocurrir, tienen precios prohibitivos.
Y es que esas son las principales razones por las que la gente fotocopia un libro: porque es la única forma de conseguirlo, o porque es la única forma en que, dados los precios, esa persona, puede adquirirlo. No creo que sean tantos los casos en que las fotocopias sustituyen la compra del libro: la mayoría de la gente no fotocopia los libros que habría comprado, fotocopia los libros que no compraría al precio que tienen.
Por cierto… ¿por qué son tan caros los libros? Lo pregunto porque si algo puede transformar a los millones de lectores de fotocopias en ávidos compradores de libros sería, precisamente, que sus precios fueran más razonables, reflejando los verdaderos costos de producir los libros y no el carácter cautivo del mercado de algunas editoriales, auténticos corsarios del libro.
Las fotocopias permiten – y han permitido ya por casi medio siglo – que mucha gente lea más de lo que habría leído de no existir las fotocopias. Permiten también que muchos autores sean más leídos de lo que lo hubieran sido en ausencia de las fotocopias. ¿Y los vendedores de libros? ¡También han vendido más libros! Aunque podrían no beneficiarse en el momento en que alguien fotocopie este o aquel libro que ellos habrían preferido vender, sí se benefician a la larga… y a la no tan larga: cuando la gente aprende a leer y le coge el gusto a la lectura – así sea con fotocopias – seguirá leyendo toda su vida y, en la medida en que tenga ingresos adecuados, pasará, como tantos hemos pasado, de las fotocopias y los libros prestados a los libros comprados. Más aún, las fotocopias fomentan la lectura incluso en el corto plazo, igual que la radio – y hasta Internet – fomentan la compra de discos, e igual que ‘una probadita’ funciona como ‘gancho’ para la venta de todo buen producto.
Frenemos el negocio ilegítimo de la clonación masiva de libros, pero estimulemos la lectura en todas las formas posibles: por medio de las bibliotecas, de los libros que se prestan entre amigos, de las fotocopias y hasta de los downloads de Internet. Y, por supuesto, también por medio de los libros que se venden en librerías que… eso sí, deberían ser mucho más baratos para que la gente, sobre todo en países pobres y con mala distribución del ingreso, pueda comprarlos.