Los notables y ¿sus reemplazos?
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier
Sub/versiones – La Nación: jueves 12 de mayo, 2005
Cuando escuché que don Abel iba a formar una comisión de Notables para que le aclararan si al país le conviene o no aprobar el TLC (o si a él le conviene o no enviarlo al Congreso) confieso que tuve mis dudas. Un grupo de personas extraordinarias y sobresalientes, pero que no hubieran estado metidas en política, ni a favor ni en contra del TLC... ¿funcionaría? Más aún... ¿podría encontrarlas don Abel? Mis temores cedieron cuando escuché el primer nombre: Franklin Chan. Notable entre los notables, brillante científico y astronauta y hasta buena gente (tanto, que aceptó de inmediato a pesar de sus posibles conflictos de interés). Entonces, pensé que tal vez podríamos darle una mano a la falacia de autoridad del Presidente sugiriendo otros nombres de costarricenses extraordinarios en su campo... pero alejados de la política, la economía, el derecho y esas otras deformaciones que, hasta ahora, parecen habernos nublado el juicio en este enredado tema del TLC.
Don Abel podría, por ejemplo, convocar a Claudia Poll, que nos ha llenado de oro y orgullo y que, sin duda se echaría al agua para surcar las más de setecientas páginas del TLC y decirnos qué tan claras... o qué tan oscuras las tenemos. También podría nombrar a Jacques Sagot, músico consagrado internacionalmente y que, además, escribe con garbo y podría aplicar su buen oído a las partituras de la liberalización arancelaria, los arbitrajes y las cláusulas de contingencia que, sin ser muy musicales son, al menos, sonoras. Isabelita Campabadal, que ha transformado nuestros más cotidianos ingredientes en sofisticados platillos de alta cocina, nos podría decir qué tan bien o qué tan mal sabrá ese extenso tratado que va de aperitivo a postre pasando por varios platos fuertes. Jiménez Deredia esculpiría sus argumentos en piedra. Yo además incluiría al Tuma Martínez, como garantía para que no nos bailen fácilmente. Estas - y algunas otras - son personas que podrían tranquilizar a don Abel en su angustiante vaivén: ¿lo mando o no lo mando?
Aunque ingenioso, el ejercicio de la "Comisión de Notables" sería un poco como "desvestir un santo para vestir otro" porque - precisamente por ser quienes son - ninguno de esos notables está particularmente de vago. Y no es un trabajito fácil ni corto el que les pide don Abel, ni algo que puedan hacer en sus ratos libres. En otras palabras, esto nos obligaría a nombrar una especie de "Comisión de Reemplazos de los Notables", pero lo bueno es que también en eso podríamos ayudar a don Abel con algunas sugerencias. Alberto Trejos, por ejemplo, podría refrescarse un poco de los áridos temas comerciales y académicos sustituyendo por unos meses a Claudia Poll en las piscinas de Europa. De las profundas investigaciones de Franklin Chan allá en el trasbordador de la NASA podría encargarse Ricardo Toledo, que habría pasado de la curul a la luna... que podría ser una apuesta más segura que la órbita hacia la Presidencia. Para sustituir a Jacques Sagot podrían turnarse Otto y Ottón... ¿o tal vez preferirían tocar a cuatro manos? Como reemplazo de Isabelita Campabadal se me ocurren dos extremos muy extremos: dejarle la cuchara a su hija, Anabel González, siempre que no se pasen secretos de cocina ni de comercio; o cedérsela más bien a Albino Vargas para que nos cocine algo muy picante y popular; mientras Fabio Chaves podría intentar esculpir algo más sólido que aquella insensata proclama incendiaria de hace unos días. Y para que no digan que sólo a otros embarco... yo me ofrecería gustoso a sustituir al Tuma porque ¿quién quita un quite? ¡A lo mejor termino en el Real Madrid!