Reacciones a “...bailar sin pagar”
Leonardo Garnier

Lo que pasa es que tal parece que los ticos no podemos lidiar con una disyuntiva elemental. La cosa es así: o aceptamos que los partidos se financien por sus propios medios sin ayuda del Estado, o aceptamos que el Estado los financie para evitar que los patrocinadores metan mano. Pero resulta que los ticos (y sobre el tema se han hecho muchas encuestas) no queremos que el Estado financie los partidos, pero tampoco queremos que busquen contribuciones. ¿Quién nos entiende? Y así como la financiación de lo partidos, hay otras disyuntivas totalmente excluyentes en que no podemos decidirnos de una vez por todas a escoger determinado camino. Don Joaquín Gutiérrez decía que no se puede estar sentado con una nalga en cada silla. Aquellos eran otros tiempos, ahora más bien lo que no podemos es escoger un solo asiento.
Lo que pasa es que tal parece que los ticos no podemos lidiar con una disyuntiva elemental. La cosa es así: o aceptamos que los partidos se financien por sus propios medios sin ayuda del Estado, o aceptamos que el Estado los financie para evitar que los patrocinadores metan mano. Pero resulta que los ticos (y sobre el tema se han hecho muchas encuestas) no queremos que el Estado financie los partidos, pero tampoco queremos que busquen contribuciones. ¿Quién nos entiende? Y así como la financiación de lo partidos, hay otras disyuntivas totalmente excluyentes en que no podemos decidirnos de una vez por todas a escoger determinado camino. Don Joaquín Gutiérrez decía que no se puede estar sentado con una nalga en cada silla. Aquellos eran otros tiempos, ahora más bien lo que no podemos es escoger un solo asiento.
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Sí, estamos de acuerdo que es necesario que el Estado financie a los partidos políticos... sin embargo, nada garantiza que no vayan a buscar más en otros lados... bueno, para no ponerlo tan feo, nadie garantiza que no vayan a aceptar lo otros le ofrezcan... Y es que, ¿cuál partido no va a querer más banderitas, más camisetas, más carteles y más cuñas? Dudo que un partido diga: “No, con lo que nos de el Estado y los colaboradores (los legales) ¡estamos!”Nosotros aun así vamos a reconocer su país; no quiero esos US$25.000, ¡muchas gracias! Claro, debe haber un buen control por parte del TSE... pero va a ser el mismo tipo de control que las elecciones pasadas y va a suceder lo mismo. ¿Un mayor financiamiento por parte del Estado arregla efectivamente el problema? En buena teoría si... pero ¿en la realidad?
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Tienes toda la razón; pero tendrías más razón (es decir, razón y media) si el dinero que los “líderes” recibieron del Estado “consiguieron” de sus amigos se hubiese invertido en capacitación, educación política, infraestructura indispensable, etc., y no en lo que sabemos. Si los “líderes” no se hubiesen alcatelizado, la gente no protestaría ahora por la financiación pública; es más, nadie se ocuparía de ella. Por tanto, el origen de las protestas contra la financiación pública no está en el monto ni en el que vaya a “los políticos”, sino en que ya todos sabemos ahora en qué han usado el dinero público (y el privado) “los políticos”. Políticos honrados defienden la financiación pública, pero, en el fondo, deben de sentirse incómodos. Como en un verso de Vallejo, “¿con qué cara llorar en el teatro?”.
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Yo soy libertario, por lo que se supone que yo debería estar totalmente opuesto a su criterio, ya que el Movimiento Libertario siempre ha negado a recibir fondos públicos para financiar sus campañas. (Básicamente, la filosofía libertaria dice que es inmoral obligar a un contribuyente pagar los gastos de campaña de los partidos que no sean de su agrado.) Sin embargo, reconozco la realidad del ámbito político en Costa Rica, donde hay muy poca probabilidad de que a corto o mediano plazo la clase política vaya a destetarse voluntariamente de los miles de millones de colones que nosotros les regalamos para que monten su propaganda. Ahora bien, de nada nos sirve soñar con que nuestra plata vaya a financiar una democracia incorrupta, si al mismo tiempo seguimos permitiendo que los partidos reciban sumas exorbitantes de otras fuentes, tanto legítimas como oscuras. Los esquemas paralelos maquinados por el PLN y el PUSC durante la campaña pasada nos dieron un espectáculo realmente vergonzoso. ¡Y eso que sólo pudimos reaccionar ante lo que ha salido a la luz pública! Ni hablar de las donaciones ilícitas que nunca descubriremos. Así las cosas, permítame sugerir algunos controles: Sugiero una prohibición total contra las donaciones extranjeras. Supongo que podemos seguir permitiendo las ayudas de afuera para el famoso rubro de ‘capacitación’, pero propongo que se fijen límites de acuerdo con el tamaño del partido, y aun así con una prohibición total durante los seis meses antes de las elecciones presidenciales. Debe haber límites estrictos sobre el monto de las donaciones que las personas físicas y jurídicas pueden hacer a los partidos políticos y candidatos independientes. Quiera o no, los espectros inalámbricos son dominio del Estado, por lo que se les debe obligar a los concesionarios (las empresas televisoras y radioemisoras) a ceder un poco de tiempo a todos los candidatos durante los dos meses antes de las elecciones. Se me ocurren otras ideas, pero para no cansarlo con el cuento.... Ante una propuesta como la mía los partidos grandes pegarían el grito, pero mientras todos tengan que jugar bajo las mismas reglas, nadie podría alegar que las reglas favorezcan más a fulano que al otro.
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Voy a darle mi reacción: seguiré manteniendo mi posición de independiente, sin inscribirme a ningún partido, como lo he hecho toda mi vida. Me he mantenido independiente, porque no me gustan las porquerías que he visto, por mucho tiempo, en todos los partidos. Ello no implica que no haya asumido posiciones claras y cuando ha estado en mis posibilidades, he contribuido económicamente. Creo que estoy casi claro sobre el partido que ofrece actualmente la mejor visión de país. Esta semana llamaré a ese partido y ofreceré mi colaboración y un aporte financiero mensual de aquí hasta el final de la campaña. Creo que administrar un partido político es cosa seria. Y, en general, creo que lo hacen bastante mal. Me parece que la parte financiera requiere mucho seguimiento y un poco de imaginación. Por ejemplo, ¿cuántos partidos facilitarían en estos momentos que los aportes se hagan mediante deducción directa de una tarjeta de crédito? ¿Cuántos partidos tienen cuentas abiertas en suficientes bancos para que los contribuyentes puedan hacer sus depósitos en aquellas agencias más cercanas a su lugar de residencia? y ¿Cuántos partidos tienen una base de datos para que, incluso con voluntarios, por ejemplo, jóvenes estudiantes, contactar -por teléfono, e-mail, etc.- a quienes estén en disposición de contribuir?
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¿Y qué del financiamiento privado, no debería prohibirse completamente? es más fácil fiscalizar una prohibición absoluta que una parcial (y posiblemente también sea más fácil controlar y regular el financiamiento público que el privado).
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Es común ver que ahora y siempre el problema es: El Gobierno, los políticos, Alcatel, Fischel, el ICE, las colas en la CCSS, “las argollas de Guima”, los huecos de las calles, mis irresponsables amigos, el mal genio de mi espos@, etc. Son tantas las excusas, las exigencias, pero realmente cuantos merecemos tener un mejor país, cuantos aportamos –con algo que valga la pena y en forma consistente- para que la “cosa” cambie para bien. Esperamos algo por lo que no hemos luchado con suficiente convicción. Creo que de lo único que estamos convencidos es que sí hay un mejor gobierno, en forma automática-milagrosa este pueblo se transformará en una raza superior.
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A propósito de su artículo “Cuando uno quiere bailar sin pagar” y las referencias que hace la “necesidad” participación política, no será más bien que en vez de preguntarnos de que manera podemos sostener y participar en por medio de los partidos políticos, deberíamos hacernos preguntas de fondo con respecto a este sistema “democrático”. ¿Por qué no cuestionar la democracia tal cual es concebida?, ¿por qué no cuestionar este sistema partidista y toda su burocrática estructura? A mí me parece que esa “democracia” que usted tanto defiende es lo que ya está gastado. Para mí y muchos y muchas más lo que hace falta es pensar unas nuevas formas de organizarse y convivir. Yo en lo personal pienso que podemos ser políticamente activos sin tener porqué legitimar un sistema obsoleto y que ha demostrado ser ampliamente corruptible. En la organización de la sociedad civil y las iniciativas locales y sobre todo y ante todo en las experiencias individuales están muchas de las respuestas para los cuestionamientos más profundos y críticos que nos hacemos día a día. Las naciones y sus sistemas políticos siempre han carecido de identidad cultural y pertenencia, están plagadas de símbolos impuestos y alimentadas de creencias de superioridad frente a otras naciones o culturas que lo único que han provocado es alimentar el “ego” grupal de una manera frágil, superficial y peligrosa. Algo así como una mezcla entre el “nacionalismo” de Hitler y el fanatismo por el fútbol. No le parece que ya es hora de cambiar este sistema perpetuador de la hegemonía de los que han tenido poder siempre, de este sistema perpetuador de una visión desarrollista que todo lo vuelve concreto, muerte y pestilencia. Por favor Don Leonardo que el discurso “democrático” les ha permitido a países como Estados Unidos sembrar muerte en el mundo entero.
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Esta vez creo no estar de acuerdo contigo. Parece mentira que desde hace años están en la Asamblea varios proyectos para evitar que el narcotráfico, los empresarios corruptos y los busca influencias sigan pagando en nuestras campañas, y mandando en los bailes durante cuatro años, y en lo único en que se ponen de acuerdo los dos partidos tradicionales es en auto recetarse no se cuantos miles de millones de colones. Creo en lo que dices en tu artículo, pero si les vamos a dar más dineros, por lo menos que aprueben las leyes para evitar que esos dineros sigan dedicándose a lo de siempre, por los de siempre. Te digo esto con la vana ilusión de que las leyes electorales que deben aprobarse -y que probablemente no se aprueben- sirvieran para evitar lo que han sido nuestras campañas en las últimas décadas. Teniendo en cuenta a don Daniel, a quien dedicaron el último congreso en el que participaste, para que nuestros partidos políticos dejen de ser ”un poco más que maquinarias electorales y menos que partidos”, no creo que la solución sea echarles unos miles de millones de colones más. Ojalá solo fuera una cuestión de dinero.
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Menciona usted de la necesidad de invertir en la democracia, pero me pregunto ¿Será que el costarricense verdaderamente sabe, ha pensado, le interesa pensar qué Costa Rica queremos...? Porque entonces invertir en la democracia que por supuesto es lo más sano, no es tema para una mayoría significativa, donde la cultura de facultar a la ciudadanía es inexistente. En la nueva Ley d los gobiernos locales algo se les atribuye en relación con este tema, pero algunos alcaldes, ni siquiera la conocen y los desastres de la cotidianeidad no les permite ceder terreno a los ciudadanos probos. Me parece que es importante no solo conocer qué piensa el habitante de este país por una buena democracia, sino también qué estaría dispuesto hacer por ella. Como podríamos de alguna manera evitar el individualismo y la indiferencia del tico. Este podría ser un buen comienzo.
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Sólo quisiera comentar la frase “en esos tiempos que se vuelve a discutir el tema de la deuda política”. Pues bien, parte del problema del financiamiento de los partidos políticos es que solamente es tema en tiempo de elecciones, como igual lo son lo partidos. Claro, esto es uno más de los problemas que tiene el país, pero creo que puede ser uno de los orígenes: no hay seguimiento, y es unos meses antes y unos meses después que comienzan a salir los “trapos sucios” de financiamiento ¿y el resto de los 3 años y medio? Nadie habla como sostener los partidos. Y un ¿para qué financiar? Considero determinante más que la palabra “capacitación” (sólo para elecciones) la educación: hay que crear una cultura política y eliminar lo que esas frases tan comunes que usted mencionó representan: la politiquería. Hay que enseñar el lado necesario e interesante de la política.
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Da lástima dar tanto dinero a esos partidos políticos que no parecen hacer NADA por el país, pero supongo que ése es el precio de la Democracia.
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El punto que trata en este artículo esta muy bueno, sin embargo cuando uno se pone a pensar en estos temas queda la sensación de impotencia y quizá después uno se pregunta ¿para qué pensar en estos temas? Quizás esta sea una actitud bastante conformista, pero ante cuestiones tan reiteradas, los resultados siempre son los mismos: continuamos con el mismo sistema, con la misma cosa, y el círculo se cierra sin mayores novedades. Que interesante sería que en todos los Barrios del país se formaran grupos de profesionales apolíticos y pensadores que generen ideas nuevas, novedosas y soluciones a los problemas existentes sin que tengan mayor interés que el crecimiento personal y el de su comunidad. ¿Quién fue el que nos inculcó que Papá estado es el que debe solucionar todos nuestros problemas?, ¿porqué permanecemos postrados en un estado de alienación del cuál no podemos abandonar? En el momento en que tengamos esa responsabilidad social, vamos a ser libres y dejaremos de alimentar a toda esa clase política y corrupta que llega al gobierno a servirse y no a servir. En el momento que nos independicemos del estado para resolver nuestras necesidades comunales, restaremos poder en forma gradual a todas estas estructuras malévolas e iniciaremos la construcción de una sociedad más equitativa, más justa, más democrática, y con esto quizá estructuras políticas más concientes de su labor.
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Hay que enseñarnos ha leer entre líneas. La política pública de reducción del gasto publico y de recorte de personal en todas las instituciones es parte de lo mismo. Una política que se viene aplicando hace ya mas de dos décadas, disfrazada de movilidad laboral y unión de programas (como diría un buen amigo) entre las instituciones que no tienen plan y que ahora además de armarlo para efectos de planificación, disfrazada de buena intención, no es otra cosa que lo mismo. Los medios de comunicación social o por lo menos los que participan tienen la responsabilidad de analizar esa situación y tener mucho cuidado, sobre que hay detrás de que nuestro expresidente haya sido bajado de la silla de la Secretaria General de la OEA, que muchos han sido “cuestionados” (abucheados) en publico y que ahora nuestro presidente también sale por televisión y en las principales paginas de nuestros periódicos. Hay mucho peligro en matar al padre, los hijos se pueden enfurecer y armar la guerra, así quedan desprotegidos y el lobo se los puede comer.
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Se paga el baile cuando se quiere bailar y en especial, cuando se cree en el baile. La gente, en general, ya no cree en la política y los políticos (ni quiere participar en la política por lo que usted tan atinadamente comenta), y por eso no se quiere pagar más. ¡Que pague el que quiere bailar! pero los que no queremos pagar, ¡que no nos bailen!
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Así es. Sin embargo, lo considero una especie de rompecabezas al que le faltan -o le sobran- piezas. Encuentro que todas las proposiciones son malas con algo bueno, o buenas con algo malo. Sobre todo me preocupa el problema de la diferencia de trato a los partidos políticos, aunque a la vez lo entiendo porque su tamaño debe ser factor para tomar en cuenta. Y me imagino los problemas que crearían los pequeños si tuvieran igual financiamiento que los grandes. En otras palabras, lo que por un lado parece justo precisamente parece injusto por otro. Es un rompecabezas con adivinanza agregada. Además, en relación con el total, parece que nadie toma en cuenta que ahora una buena parte de los gastos de las campañas está previamente financiada. Por ejemplo el costo del transporte debería ser eliminado porque ya la distribución de los votantes concuerda con sus domicilios. Por ejemplo, parece que los signos externos, por lo menos las banderas, afortunadamente pasaron de moda, costosas, ensuciadoras, rompetechos, y, sobre todo, feas. Y así, debería hacerse recuento total del sentido de los gastos porque es posible que la solución del problema estuviera en cortes generales de los presupuestos.
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Estoy seguro que si el espacio en prensa fuera más amplio, habrías escrito que en materia de deuda política “the sky is not the limit” sobre todo si de fondos públicos se trata. Aunque sea necesario, no es suficiente que se presenten aplanchaditas y blancas facturas para todos los gastos de campaña. Por lo pasado, se ve que nunca alcanza la plata de “deuda” y siempre aparecen otras contribuciones en la competencia por el favor electoral. La deuda política, en estas condiciones, sirve como plataforma mínima y la competencia y efectividad por lograr “otros” fondos parte de allí, hasta alcanzar un máximo móvil donde todo cabe y de hecho, ha cabido. Nunca sabremos, por más que don Kevin afine el lápiz, cuanto se gasta “per júpita” en las campañas electorales, aunque sea fácil calcular el per cápita... Espero que un día de estos te permitan publicar la mitad que falta.
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Por primera vez debo decir que no estoy de acuerdo con usted. Bueno, con el primer párrafo sí, pero nada más. Ya tendremos tiempo para profundizar. Mientras tanto le dejo unos retazos -como le gusta decir a don Juan M. Villasuso-. ¿Qué se hace con esa plata? Imprimir y pegar un montón de banderas en árboles que arruinan todo el paisaje... de La Sabana hasta Manuel Antonio (“Julio Matías -sin apellido- diputado 2002-2006”). Hubiera preferido decir que “se cagan” pero suena muy feo entonces no lo voy a decir. ¿Qué se hace con esa plata? Pagar buses para que los viven en Tilarán vayan a pasear (y a votar si les queda tiempo) a la península de Osa, dónde “están registrados”. (gracias a la desidia del TSE, en buena medida), o para que los lleven en carro a la escuela que queda a un kilómetro y los dejen de nuevo en la casa en lugar de caminar (en esos días tan lindos de febrero) ¿Qué se hace con esa plata? Confeccionar camisetas para los chiquillos que lo llevan a uno a la mesa de votación, como si fuéramos imbéciles y no pudiéramos llegar solos... Eso tiene tanto de democracia lo mismo que tiene virgen una actriz porno.
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De acuerdo. La mayoría de los partidos nacen, mueren o invernan después del 8 de mayo, como si fuera la feria del agricultor, alzan los chinamos y hasta la próxima campaña. Lo importante es repensar de nuevo los partidos. Por ejemplo, los Jóvenes se identifican mucho con la parte cultural (bueno, un porcentaje de los pensantes y críticos), gustan mas que las cansadas jornadas políticas de preparación de campañas. Las mujeres tienen sus temas (se les llama a la campaña como cocineras o guías); no se aprovecha su gran potencial basado en la sinceridad, honestidad, solidaridad. Los defensores del medio ambiente, otro gran grupo. Los deportistas, enorme como todo el territorio nacional. Bueno, Leo, la imaginación debe regresar a los partidos que realmente quedaron partidos... en alguna parte del tiempo quedaron como las casas viejas de los barrios, abandonados....
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Dice un muy antiguo refrán .que el que paga el baile ¡es el que dice que música se toca! y este refrán es valido en cualquier época y en cualquier país, ¿por qué no en Costa Rica? La Democracia es la mas cara de los diferentes regímenes políticos, pero a la ves es la única con la que el hombre puede verdaderamente vivir, porque permite la libertad al ser humano y como dije ¡eso es muy caro! ¡Cómo podemos nosotros evitar que uno o unos pocos paguen el baile es implantar la democracia participativa en que todo el mundo coopere! La gente debe hacer conciencia que las cosas cuestan. Regalar en mi opinión es lo peor que un ser humano debe hacer, pues hace al individuo al que se le regala dependiente y falta de empuje para su propia vida. Lo anterior es sumamente importante, se debe añadir el control del gasto en la campana, gastar pero no malgastar, ahí está el secreto. En muchas campanas se han malgastado los recursos de todo tipo, se malversaron fondos, ¡así no hay ni habrá dinero que alcance! Por eso debemos de entender que la democracia debe ser participativa en todos los niveles, y así el gasto será mínimo y con buenos resultados
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Comparto criterio en cuanto a gestos y expresiones cuestionando la participación activa en alguna agrupación política. No obstante, esto no es un común denominador. El sentimiento de frustración radica en que siendo un país “de derecho” en el que se supone “igualdad de condiciones”, como derecho constitucional, las agrupaciones políticas han permitido y establecido privilegios: pensiones en condiciones muy diferentes para un funcionario público y un humilde jornalero, becas, salarios. Así tenemos que gracias a la prensa se ha detectado y denunciado hechos bochornosos, y otros siguen saliendo, tales como pensiones jugosas para algunos que nunca cotizaron, otras exorbitantes, individuos que reciben dietas de hasta siete y ocho justas directivas. En cuanto a la deuda política se refiere, es que el concepto de fiesta cívica se convirtió en un espacio de derroche de muy bajo nivel, que ha acarreado toneladas de basura, paredes de viviendas e instalaciones públicas manchadas, las playas y ríos con cantidad de banderas y palos.
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Muy oportuno tu artículo, aunque con franqueza, confieso que estos como muchos otros temas fundamentales para el buen funcionamiento de la democracia, solo parecen tomar resonancia en medio de las campañas electorales, cuando quizás no se tenga la tranquilidad y la madurez para abordarlos. El oportunismo de unos, las concepciones ideológicas de otros y las pasiones que desborda la política electoral no son los más sanos consejeros para plantearnos a fondo el tema de la democracia y de sus costos. He sostenido en muchas ocasiones que la democracia es el sistema político entre los imperfectos, el menos imperfecto, pero imperfecto al fin y he insistido en la claridad que debemos tener sobre la importancia que tiene contribuir a su perfeccionamiento y su buen funcionamiento. La democracia cuesta y todos debemos pagar, en la justa medida de nuestras posibilidades, para que ella opere y opere bien. Pagamos por la democracia, la cultivamos, la construimos permanentemente en el marco de un proceso flexible y dinámico que significa reconocer la importancia de su dialéctica, pero eso sí, esperando que el sistema, las reglas, los objetivos y sus instrumentos funcionen y funcionen para el bien de la mayoría. Si esto no se logra de una manera aceptable o se debilita - como me parece que ha venido pasando en Costa Rica - a tal punto que las personas van perdiendo la confianza y la credibilidad, no bastan ya los criterios teóricos que sustentan la defensa de la democracia y los costos que implica su buen desenvolvimiento. Costa Rica se ha quedado rezagada en una democracia con altas dosis de formalismo y escasas acciones prácticas. Ha vivido de los dividendos de su prestigio anterior y no necesariamente de su crecimiento y renovación, ha vivido de los ahorros y no de su trabajo tenaz para superar las limitaciones que impiden su desarrollo y quizás Leo, este sea el tema de fondo y no necesariamente la discusión sobre el costo económico del voto ayer u hoy.
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Estoy de acuerdo con usted pero (y talvez peco de cínico)... ¿estamos como pueblo en capacidad de poner la plata y mandar en el baile? La parte de las donaciones me parece la más sencilla, si por alguna extraña razón se logra motivar al tico promedio a que apoye alguna candidatura. Sin embargo no sé cómo podríamos hacer eso de mandar en el baile. ¿Mediante la Contraloría? ¿La defensoría de los habitantes? Creo que aparte de los múltiples escándalos que nos han aquejado, mucha de la disidencia de la gente se ha dado por que durante años aportaron tiempo, dinero y esfuerzo a muchas campañas y procesos que nunca los hicieron sentirse representados de forma efectiva. Es tan sólo una opinión, pero creo que desde que los primeros colonos se dieron cuenta de que aquí iban a tener que trabar para sobrevivir y cada uno “jaló para su saco” se forjaron 2 aspectos claves de nuestra actual idiosincrasia: La tendencia a querer ponernos a todos al mismo nivel (sea por sana democracia o por competitivo serrucho) y ese individualismo que sólo se interrumpe por catástrofes naturales o algún otro hecho extraordinario. Una característica muy enraizada ¿no cree? Sería todo un reto hallar la forma de que los ticos fuéramos menos “porta a mí”, los gringos menos “american way” y los japoneses más expresivos por decir algo.
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Ojalá se hiciera consciencia y esta Costa Rica dijera alto, ya no bailamos al ton ni son de otros, sino ahora ellos deben de bailar a nuestro son pues somos los ciudadanos quienes pagamos, y que recibimos solo altos precios, una canasta básica que ya no es básica, llamadas absurdas de políticos que tras de su campaña publicitaria, la llamada es cobrada en nuestros recibos, hasta cuando Costa Rica.
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Excelente tu artículo. De hecho varios prestigiosos autores que han escrito sobre corrupción, consideran que el pago de la deuda política por parte del Estado es una de las mejores formas de control y señalan el caso de Costa Rica, como un ejemplo positivo. Lo que si creo es que el dinero no debe llegar solo para las elecciones porque la capacitación permanente es indispensable para cualquier partido serio (o que trate de serlo) y nunca queda dinero para esto. En fin un tema para pensar.
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Don Leonardo, usted escribe esta frase en su columna de hoy: ”si cerramos - o cortamos excesivamente - las fuentes del financiamiento público, entonces, no habremos hecho más que obligar a la democracia, a los partidos y a las y los políticos... a buscar financiamiento en otro lado”. Estoy completamente en desacuerdo con la idea de que si no gastamos mucho dinero público, entonces casi que estamos obligando al político a acudir a los fondos privados en exceso, de donde vengan y casi que se deja justificado cualquier otra cosa. Esta frase la usan mucho aquí en la Asamblea Legislativa y parece que no se dan cuenta que el gasto de una campaña en un país como Costa Rica (con su territorio y población de electores), si de verdad se quieren transmitir ideas y propuestas serias no es tan alto. El problema es el tipo de campaña basado en Marketin político al mejor estilo gringo que hemos importado, creo yo, para subsanar las deficiencias programáticas de los partidos y la debilidad de las figuras de los candidatos. Creo que lo correcto es hacer un llamado a las campañas decentes (en gasto y propuesta) para que la democracia gane. No podemos pensar que si no me alcanza la plata para ganar, entonces me llevo a la “democracia entre las patas” con tal de obtener el dinero para ganar. Ojalá todos los partidos se sujetaran a límites tanto en el uso de los dineros públicos y de los privados.
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Totalmente de acuerdo Leonardo, creo que la gente hemos llegado a satanizar a los partidos políticos y obviamente a los políticos, y me pregunto, que alternativas proponemos, ¿la monarquía, la dictadura, etc.? Qué será mejor, invertir en la democracia o dejar que nuestros países, como Bolivia, Ecuador, Argentina, etc., se vayan al despeñadero. Claro invirtamos pero hagámoslo racionalmente, en forma inteligente, planificada, analizada. Para ello, quienes creemos que podemos aportar algo, hagámoslo, no nos quedemos con los brazos cruzados. Sería bonito estar en el monte Tabor, pero eso es de un rato, recordemos que Cristo le dijo a sus tres apóstoles, después de transfigurarse en el Monte Tabor, ¿Qué hacéis allí parados?
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Estimable Leonardo, muy de acuerdo contigo, pero aquí ni PUSC ni PLN nunca han sido coherentes, tampoco Libertario con su cantaleta de que no exista deuda política, pero sin ninguna claridad sobre el financiamiento que reciben. Ante todo en los partidos se debe exigir y querer hacer las cosas bien, con honestidad y transparencia.
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Algo parecido nos sucede a todos cuando dentro de nuestras familias opinamos o discutimos de política “¡otra vez hablando de lo mismo!: ¿No te cansas?” Y en coro tus amigos te dicen, ¿andas detrás de alguna chamba? No te calientes la cabeza ya que ni pelota te dan… etc. Yo opino diferente y considero que más necios son aquellos que no aportan ni colaboran con el desarrollo del país. No todo político en ruin y malo. También considero que el financiamiento debería ser únicamente del estado, pero con mecanismos de distribución y/o control, eficientes y rentables.
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Le respondo con un poco de pragmatismo. Si se ejecuta una medida creíble y eficaz de transparencia, mediante la cual los ciudadanos sepan en qué se utiliza el dinero que pagan, y se les explica lo importante de utilizarlo en eso, creo que el problema se resolvería en gran medida. De otro modo, el escepticismo, muy justificado, de las mayorías, se hará perenne.
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Está bien que el estado financie las campañas políticas salvo por dos graves inconvenientes. Uno, es que en lugar de usarse el dinero para promover y debatir ideas y programas, la plata se desperdicia usándose en la creación publicitaria de una imagen electorera del candidato (que muchas veces no tiene que ver en nada con la realidad), de modo que este termina mercadeándose igual que una gaseosa o cualquier otro bien de consumo. Y dos, que aunque todos nosotros pagamos la mayoría de la cuenta del baile, los que financian “desinteresadamente” ese “dinero extra”, invariablemente son casi los únicos en ver recompensada su inversión. Lo grave, es que en muchos casos el dinero no proviene de costarricenses a título personal, sino del exterior o de empresas privadas las cuales por su naturaleza no tienen ningún interés en la promoción de la democracia.
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Don Leonardo, me parece muy interesante su opinión, sobre todo que esta semana discutí con mi hija de 8 años el tema de la política, en la semana de elecciones en su centro escolar. Y es que me pareció inmoral que los tres partidos políticos de centro educativo tuvieran espacio para llevar piñatas, payasos, fiestas, camisetas, confites... pero no se discutieran o mencionara por menos (considerando la tierna edad de los electores) algunas acciones por realizar. Unido a esto en la clase de Formación Humana le ponen una serie de puntos sobre el voto, pero en ninguno se retoma el deber del elector de pensar y la obligación de participar activamente con participación real en su opinión. Su comentario me hace pensar en qué entendemos por política y por responsabilidad y participación ciudadana, y qué es lo que se debe o se quiere financiar en el proceso electoral. Nuestro país se ha caracterizado por contar un pilar fuerte de participación popular (que no se sinónimo de ciudadana) en las elecciones para los poderes legislativo y ejecutivo. Pero los partidos desde unos años para acá nos han recetado fiestas, payados y confites, como si fuéramos niños y niñas pequeñas que se compran con ilusiones. Si la seriedad y responsabilidad deben ser parte de los ciudadanos y ciudadanas, también deben estar presenten en las campañas que los partidos concertan y ahora “contratan”, las personas electoras tenemos el derecho de conocer los planteamientos reales, algo que las actuales campañas obstaculizan. Si de planteamientos e información hablamos, el costo de financiar un “proceso de campaña electoral” sería mucho más manejable, pero cuando hablamos de “fiestas de votación”, el costo que el país ha pagado se relaciona muy poco con el beneficio que ha recibido. Antes de hablar de cúanto debe pagar el Estado (al final usted y yo), se debe hablar de seriedad e información en las campañas que por ahora son deformativas y no informativas.
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Respecto a su columna de hoy me surgen varias interrogantes: ¿Será que si se destinan más recursos a la deuda política, los partidos políticos los utilizarían para la formación de sus miembros y la apertura de espacios más participativos, o, por el contrario, continuarían despilfarrando el dinero en publicidad en los medios de comunicación con propaganda que es casi un documental de Biography? ¿Es que acaso no padecíamos del mismo mal de financiamiento dudoso a los políticos en 1953, época de Pepe Figueres (y los cuestionamientos que se le hicieron a don Pepe por su relación con magnates de dudosa reputación)? Además, ¿es acaso democrático, o mejor dicho, equitativo, el sistema de repartición de la deuda? Realmente no considero que un incremento en la deuda política contribuya a mejorar la cultura política del país. ¡¡¡Por favor!!! ¿Cuáles son las intenciones reales de los políticos en llegar al poder? ¿Para qué realizan tantos esfuerzos en conseguir financiamiento? ¿Es por su espíritu de servicio a la patria? Darles más recursos sería facilitarles las cosas para que consigan, en la mayoría de los casos, sus perversas intenciones. Estos famosos patrocinadores, si no colaboran en campaña, colaborarán directamente con esas personas cuando estén en el gobierno. Estamos dentro de un círculo vicioso, por lo que las soluciones son mucho más complicadas.
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Con respecto a la deuda política, me parece que es necesaria, sin duda. Es una inversión más que un gasto, en eso que solemos llamar democracia. Sin embargo, como inversión que es, resulta doloroso tener que ver cómo se malgastan esos miles de millones de colones en aspectos superficiales como miles de banderas plásticas colocadas en techos, panfletos, mostrando caras que no queremos ni necesitamos ver, pegados en postes y paredes, y horas de transmisión en radio y televisión escuchando mensajes sin contenido. Eso es, literalmente, invertir en basura, con muy poca ganancia. ¿Cuándo hemos visto algo así en las últimas décadas en los países europeos? Estoy de acuerdo en esa inversión, pero una inversión racional, austera, que nos haga madurar como democracia, con foros en los cuales podamos discutir el modelo de sociedad que queremos para nuestro país, fijando el norte de nuestro desarrollo.
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Le parecerá mentira, pero antes de leer el artículo, que de paso está muy bueno, tenía una idea totalmente diferente sobre el financiamiento de la campaña política. Estoy de acuerdo con sus apreciaciones. Costa Rica y “sus circunstancias” es de todos, incluido el financiamiento de las campañas y los partidos políticos, y es nuestra responsabilidad contribuir con ello. Muchas gracias.
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Coincido con usted en que para tener una democracia lozana, hay que invertir ampliamente en ella. Aún cuando estoy de acuerdo con el principio, estoy en desacuerdo con las actuales metodologías de propaganda, en las cuales se desperdician ingentes cantidades de recursos y los únicos que se satisfacen plenamente con ellos son nuestras calles, convertidas en basureros. En vez de otorgar tales cantidades insultantemente altas de recursos para gastar en propaganda y enriquecer aún más a medios noticiosos y fabricantes de textiles, impresos y otros, bien se podrían utilizar los medios disponibles al estado tales como Canal 13, Radio Nacional y Canal 15 para propiciar amplios debates entre candidatos a la presidencia, a la vicepresidencia, ministerios y demás. Aún cuando podría tomar mucho tiempo a la población históricamente adiestrada para elegir partido con tan solo calcomanías y banderitas el decidir por este medio, es también un deber de la democracia el educar a la población a tomar decisiones basadas en información amplia y correcta. Ciertamente, las mentes acostumbradas a la modorra seguirán votando según la tradición familiar, pero las nuevas generaciones tendrían de esta manera la oportunidad de reciclar nuestro sistema político hacia uno mucho más justo. Creo que las industrias privadas no pueden esperar sobrevivir a fuer de deuda política y que la ausencia de fondos para financiar anuncios frecuentemente mentirosos y mal intencionados en periódicos y televisoras vaya a llevar a cualquiera de esas empresas a la bancarrota. Al forzar la diseminación de ideas a través de debates públicos televisados y radiados, con resúmenes publicados en La Gaceta, por ejemplo, el estado no tendría que enriquecer a nadie y emplearía más sabiamente los recursos mediáticos tan pobremente utilizados hasta hoy. La responsabilidad adicional de aprender y cultivarse para poder decidir ha de ser muy dolorosa para nuestro pueblo, pero felizmente, mientras mayor el dolor, mayor y mejor el cambio.
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Me parece interesante el punto de vista que expone, y es cierto que los partidos políticos necesitan recursos, públicos o privados, pero “sin cacao no se puede hacer chocolote”. Ahora bien, ya sea que el aporte sea todo público, privado o una mezcla, hay otro eslabón en la cadena. Me refiero al tema del control por parte del TSE. Lamentablemente tengo la impresión de que el TSE trabaja cada cuatro años y visto así que oneroso resulta su funcionamiento. Pero lo más grave es, que tampoco ejerce control sobre los presupuestos y gastos de los partidos políticos. No ha faltado quién se justifique diciendo que la “Ley” no les permite actuar de otra forma, pero si la ley tiene cuarenta o cincuenta años de antigüedad y se encuentra desfasada de la realidad, ¿cuántas reformas se han propuesto? ¿De qué manera se han impulsado? ¿Cuál ha sido la campaña de conciencia nacional sobre la necesidad de la reforma? En fin, ¿Qué acciones ha tomado el TSE? No crea que soy enemigo del TSE y quiero su cierre, por el contrario, creo que debemos fortalecerlo, dar herramientas, pero ante todo exigirle cuentas y resultados. La devaluada imagen del TSE en este momento es única responsabilidad de ellos mismos. En resumen, en el análisis del tema del financiamiento de las campañas y partidos políticos, el TSE es un protagonista que no debemos olvidar.
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En realidad la desmotivación aumenta cada cuatro años en cada proceso electoral, a los políticos solo les interesa su propio beneficio porque la tajada que se reparten es cada vez más grande, da risa escuchar el mismo discurso cada 4 años porque ni siquiera lo cambian, lo más triste es que el pueblo ve el robo tan descarado que hacen y siguen como los caballos detrás de los mismos candidatos.
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Pues sí, hay que financiar la democracia y también el desafío es que responda. Por ahora, observo un fenómeno de SATANIZACION de la actividad política y de la actividad pública. En esa lógica, todos somos culpables, hasta que demostremos lo contrario. Al final, al menos quedamos como sospechosos. A quien beneficia esto. Solamente trae más descrédito para la vida política y desde luego para el sistema democrático, que sufre desprestigio. Tampoco se debe negar la crítica ni obviar los posibles “negocios”. Desde luego, todos los funcionarios, pagados con fondos públicos, deben dar cuentas y también exponerse a la crítica. Pero he escuchado algunos comentarios que dicen de este fenómeno de “satanización”. A mi juicio el problema no esta en los proyectos, que pueden ser beneficiosos para el país (pueblo), sino en el uso inadecuado, impropio y corrupto, hay que decirlo claramente, que ALGUNOS, deliberadamente hacían. Por esa razón, no se debe confundir en los fines correctos y en el uso incorrecto de ALGUNOS. La Iglesia Católica (con sus curas que matan perras y sospechosos de matar personas, y otros asuntos privados). La Contraloría, llamada a controlar y cuyo contralor, más bien debe renunciar. Un personaje que luchaba desde una ONG contra toda forma de explotación sexual de menores, y resultó involucrado en una supuesta relación con un menor. Los partidos políticos “en la calle”. Las contribuciones generosas o escandalosas. El “terremoto” de los Expresidentes, que parece haber llevado a la máxima expresión el significado del deterioro institucional. No te canso más con estos apuntes
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Si con más dinero público utilizado en las campañas políticas se terminara la corrupción, bienvenida su tesis, y porqué no, “invirtamos” más en la acción política. Pero lo cierto es que desde hace lustros el Estado viene pagando miles de millones en la deuda política, y me consta que a pesar de eso, los partidos políticos, y sobre todo, los candidatos en su carácter privado y en sus cuentas privadas siguen recibiendo millones de colones y dólares sobre los que casi nadie ni se entera, como contribución de entidades y personas privadas muchas de ellas sin ningún interés ni en licitaciones, ni en puestos, sino como simples simpatizantes o “fanáticos” en esa elección en particular, con la falsa esperanza de que tal vez en esta ocasión, sí sea cierto que se atacarán los grandes problemas nacionales, y al fin se enrumbará al país por una senda de progreso y desarrollo para todos. Aunque el Estado esté dispuesto a dar cada vez más y más, bajo el sistema actual de discrecionalidad partidaria, no habrá dinero que les alcance, buscarán la forma de acceder a más dinero fácil y siempre habrá gente dispuesta a darlo. La administración de las campañas políticas de los grandes receptores de fondos públicos es pésima, abundando el despilfarro y la corrupción. Las leyes de control y el TSE son inoperantes. Siempre me he preguntado acerca de la gente que sabe de antemano que no tiene ninguna posibilidad de salir electo, ¿cuál es el estímulo escondido que tienen para meterse en una campaña? Tal vez sea la posibilidad de negociar su renuncia a cambio de algún puesto, y puede ser que lo quiera para hacer algo bueno, pero también está la posibilidad de acceder al dinero en contribuciones de las mencionadas arriba y garantizarse la vida los cuatro años de desempleo. Concluida la elección, algunos de los que perdieron, también ganaron. Ojalá la mayoría de los políticos estuvieran interesados en que ese gasto fuera como usted lo indica, controlado, regulado, suficiente, bien hecho, etc. Pero eso no les importa. Lo que precisa es aumentar el monto en forma exagerada. Por las experiencias pasadas puedo presumir cómo se “invertirán” esos miles de millones más que recientemente aprobaron en la Asamblea Legislativa. Por ahora, el que está pagando el baile a la fuerza, no manda.
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Así es, los intelectuales burócratas o ejecutivos, los periodistas amarillos, los artistas autistas...todos miramos para otro lado, pero cómo gozamos con el escándalo y el circo desde la barrera sin pensar en la que se nos viene encima. Tu columna como el editorial creo que de de ayer de La Republica tienen que hacernos reflexionar.
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Creo que no hay punto de discusión en su comentario acerca del financiamiento de los partidos políticos; sin embargo, creo oportuno indicar que efectivamente, si las buenas personas no incursionamos en la política, esos males nunca se van a erradicar. Debemos infiltrar en los partidos políticos personas no solamente capaces y bien preparados académicamente, sino también que tengan buenos principios morales, espirituales y éticos que permitan adecentar (se el término cabe) los partidos y la política en nuestro país. Hay una gran cantidad de organizaciones religiosas que creen que la política es algo demoníaco, y así lo predican, que no va con los principios cristianos, etc. Nada más falso, yo creo que las personas con buenos principios y valores deben incursionar, no solo en la política, también deben hacerlo en las organizaciones de la llamada “sociedad civil”, que está plagada de oportunistas y vividores.
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Estoy de acuerdo con usted, don Leonardo. Sin embargo siempre queda la duda sobre los destinos de esos fondos. Esa duda es parte del nuevo sujeto político tiquicio. Sospecha maliciosa e inevitable. Cultura de la sospecha. Paranoia. Me acuerdo en este momento de un pasaje de las guerrillas del Che, donde todos desembarcan del Granma y se reúnen en la montaña con Camilo y otros guerrilleros. Cansados y hambrientos, lo único que tenían para comer era una latita de leche condensada que, en medio de la conversación, era vigilada de reojo por cada uno con mucho recelo. Sin decirlo, cada quien estaba pendiente, en medio de la importante discusión sobre las futuras tareas de la guerra, de la pequeña latita que iba de mano en mano vaciando su contenido... Creo que Bolivia y Venezuela son dos importantes lecciones sobre partidos y democracia. Europa es todavía algo porvenir. En el mejor de los casos. ¿Como recuperar la confianza en la democracia representativa? Con cuentas claras y resultados. Y meter la chancha para salir del fango.
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Coincido en la importancia de fortalecer la democracia pagando el precio que ello implica. No obstante, el problema más significativo está en convencer a los civiles -docentes, profesionales, empresarios, comerciantes....de incursionar en la política. Se requiere de personas dignas, visionarias, capaces, que decidan mejorar la patria, sin que ello implique entrar en un “mundillo” oscuro y mal visto, sin ser sometidos al escarnio público y con la fe y el apoyo de un pueblo, que pareciera que más bien ya no le asombra nada.
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Concuerdo con usted con respecto al papel de los partidos políticos, creo que hemos dejado de creer en ellos porque se han convertido en estructuras inútiles que aparecen cada año pre-electoral para catapultar a unos cuantos que quieren beneficiase del poder político. Un partido político verdadero debería ser un cuerpo pensante que constantemente instruya a los individuos con su visión sobre los diversos temas que influyen en el desarrollo de un país (economía, salud, desarrollo social, etc.); pero adicionalmente yo creo que las universidades deberían tener igualmente un papel preponderante en estos mismos temas; no recuerdo haber visto nunca a la UCR o la UNA proponer una agenda de desarrollo económico y social para un quinquenio o un decenio; que sea aprobado o no es secundario, lo primigenio es que la sociedad pueda conocer esas propuestas y opine sobre ellas. Aquí los que proponen son los gobiernos y ministros de turno sin ningún tipo de planificación, y no hay quien salga a rebatir ningún criterio, (a parte de usted y algunos otros distinguidos profesionales); no le parece a usted que ya es tiempo de que las Universidades de este país propongan y enfrenten (desde el punto de vista académico-intelectual) las malas políticas que nos recetan cada cuatro años.
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Me parece muy interesante la columna, al leerla (no se por qué) me tira a pensar en el gasto del gobierno en la Selección Nacional. Si se trata de que el gobierno haga ahorro, ¿el pagarle a los jugadores no es un gasto? Y para colmos con la calidad que tienen ¿se merecen esos salarios aún y cuando la realidad nacional indica otras realidades? Me cuestiono como es posible pagarle a un entrenador tanto (no se cuanto pero se que es mucho a Guima) dinero y ver los salarios que tienen los que de verdad producen para el país, llamase operarios constructores, campesinos, educadores, pequeños y medianos empresarios, chóferes, y sin olvidar toda la planilla estatal. Sé que la Selección lo que hace es representar el país … pero por una representación en un juego, en donde el país o el pueblo costarricense aparte del reconocimiento a sus jugadores creo no gana nada más que satisfacción … se justifica esos gastos (salarios) solo por un juego ya que al fin y al cabo lo que hacen es jugar???? De un pronto a otro ¿será que la Séle quiere bailar sin pagar?
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Si yo me hago su pregunta ¿Alguien de verdad piensa que es posible tener una buena democracia con partidos políticos hechos y derechos (o izquierdos, pero rectos, que no es cuestión de ideología) sin una base mínima de recursos que les permita subsistir sin andar mendigando favores y donaciones? parece evidente la respuesta. Entre estas dos únicas opciones -entiéndase campañas dignas costeados por el Estado o avasalladas desde el sector privado- parece obvio que la respuesta más conveniente es la primera. Pero si abandonamos la superficie y vislumbramos la trayectoria que han tomado las campañas políticas en nuestro país ¿no sería mejor cambiar de paradigma electoral antes de gastar la plata? ¿no será mejor abandonar de una vez por todas y para siempre con las 'fiestas electores pega-banderas' ? ¿Darle una estocada final a las campañas mediáticas multimillonarias de dimes y diretes? ¿No será mejor velar por campañas profundas y de fondo? Sí, yo sé que estos cambios estructurales llevan tiempo y mientras tanto hay que seguir con el jueguito electoral para no afectar la institucionalidad del país... pero discrepo con usted en el sentido de que, antes de apelar a los costarricenses para que interioricen este pensamiento (de que las campañas políticas son inevitables y hay que pagarlas), hay que provocar a la sociedad para aspirar por campañas de verdad. Y no es ninguna utopía, países como Francia, adelantada indudable de las tendencias prohibicionistas, cuyas leyes sobre la transparencia llegaron a limitar los períodos de campaña, prohibir la publicación de encuestas preelectorales y en boca de urna y a desterrar lisa y llanamente la televisión de las campañas lo demuestran.
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Chocolate sin cacao, democracia sin financiamiento, escuelas y caminos sin impuestos... y, claro, que la selección clasifique sin entrenar... sí, muuuyy ticos.
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