Reacciones a ‘lopa balata...’
Leonardo Garnier

Usted mencionó las palabras claves “estrategias, reglas e instituciones que las hagan realidad” si queremos ser competitivos con los chinos, pero ¿no le parece que debemos incursionar en aquellos productos que a los chinos no les interesan o no están aún preparados para ofrecerlos?
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Los chinos son una amenaza independientemente de las variables que usted menciona o no menciona por ser una gran factoría a la par de diminutas factorías...
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Es extraño cuánto le gusta a la gente que le digan lo obvio...
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Pues perderemos, aquí el Estado no planifica, no orienta, no tiene capacidad de nada… salvo administrar el caos. Nadie quiere reconocerlo, ¿cierto? Pero en CR el Estado ha sido llevado a un estado agónico en cuanto a su capacidad para impulsar un proyecto de país de largo plazo. Aquí impera ese animal fantástico, nunca visto pero idolatrado: el “mercado”. Pero es un animalito inexistente, porque aquí lo que menos hay es mercado, libre oferta y demanda, libre comercio… al menos en su sentido clásico (perdón, neoclásico). Por otro lado, la inversión extranjera (digamos en la rama textil) es de cortas miras y se decanta por aprovechar la mano de obra barata y los incentivos (privilegios) fiscales que todos los políticos, que han conducido a CR durante los últimos 25 años según sus propios cálculos e intereses de clase, han otorgado como “ventajas” para atraer inversión y crear empleo. Además, esto se trata de una crisis sistémica de las potencias capitalistas en su competencia con China, en la que nosotros jugamos un papel de peones. Como bien sabés, los peones son los primeros que vas a sacrificar en una batalla. Sobre China… no olvidemos que antes de las guerras del opio que “Occidente” impuso, ellos eran la principal potencia manufacturadota del planeta, eso les ha permitido desarrollar su industria moderna sobre la base de conocimientos y tecnologías heredadas de al menos unos 5 mil años atrás. No es un “milagro” de esos que suelen encontrar los economistas, tan ayunos de realidades. China es lo que es por su propio mérito y porque sabe desde hace mucho cómo hacer las cosas, y hacerlas por sí misma. Por eso, no se trata simplemente de que “aprendamos la lección” de China. Muchas cosas más condicionan y determinan el estado de cosas en nuestros países, la postración económica, la incapacidad torturante de que desarrollemos nuestro propio proyecto e identidad, la incapacidad de las “elites” de al menos ser eso, elites. Si con el CAFTA hasta renuncian a ser burguesía… para ser lumpenburguesía, si quisieras verlo así.
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Hace muchísimos años, cuando yo estaba en el colegio, comencé a tomar muy en serio aquello de lo que fueron los chinos: inventores de la imprenta, de la brújula, y hasta de la pólvora aunque esto no me hacía gracia. A la vez nos informaban sobre la teoría del eterno retorno. Y desde entonces tengo ambas informaciones muy presentes, en forma conjunta. Así, cada vez que se ha informado algo sobre China, y hasta hace relativamente poco tiempo todo negativo, yo seguía pensando cómo iba a retornar, a no ser que el tal retorno fuera un cuento...chino. Ahora, cuando comenzó su espectacular crecimiento, lamentablemente solo en lo económico -por ahora- volví a la eterna pregunta sobre el eterno retorno. Desde luego, no me hace feliz y más bien me asusta porque en nosotros, los occidentales de la civilización cristiana, no cabe, o no queremos que quepa, la posibilidad de una primacía de cultura oriental y peor si comienza a presentarse dentro de un régimen político dictatorial. No lo deseo, no, sino que le temo, y mis sentimientos lo rechazan, pero mi razón me indica que sí puede ocurrir, porque allá no han perdido las condiciones de responsabilidad y las que menciona el catecismo cristiano, de memoria, inteligencia y voluntad, un trío contra el cual la emprendió lo dio en llamarse “nueva educación”. La guerra a la memoria llegó al extremo de que los jóvenes y algunos no tanto, ignoran la letra del Himno Nacional, lo que quiere decir que no saben una poesía ni una canción. Las guerras contra la inteligencia y la voluntad tomaron el rumbo del facilismo que impide las condiciones necesarias para progresar cultural y económicamente. Todo lo cual permite suponer que el eterno retorno puede en verdad ser una especie de ley natural y por ello los chinos pueden tomar la delantera en todo. Por el momento, no solo en su producción sino en algo complicado como que parece que son los acreedores de alrededor de la mitad de la duda estadounidense. Deseo que todo esto sea una estupidez, pero siento que puede ser una verdad que no me gusta nada.
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Mientras leía su artículo, meditaba acerca de qué es lo que habrán hecho los chinos para desarrollar su mercado y economía. Es decir, de dónde viene el cambio, de las personas (los trabajadores), de los empresarios como tales o de los políticos. Especialmente me cuestionaba cuál debe ser el aporte estatal. Vislumbré alguna respuesta en las últimas líneas de su artículo cuando habla de la necesidad de una política sistemática que aporte el entorno apropiado. En lo demás, el empresario quiere y el trabajador necesita... Sin embargo, después de dejar el tema, recibí un mensaje de un amigo mexicano, que me ha llevado a ver las cosas desde otra óptica. Se lo remito, respetuosamente, para su consideración personal. ¿Serán estas cosas aplicables a CR o, mejor dicho, a los costarricenses?
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Leonardo, esto de los chinos me recuerda un par de anécdotas de Joaquín Gutiérrez, vividas por ahí de los cincuenta-sesenta. Joaquín visitó una fábrica de textiles, con antigua tecnología occidental para la que ya no había repuestos, y vio a los chinos trepados sobre los telares haciendo girar, con los dedos, las devanadoras estropeadas. El otro cuento es que mientras conversaba con un alto funcionario éste sacó un frasco del bolsillo, atrapó una mosca y la guardó: consigna de Mao, acabar con la plaga de moscas. Contra semejante disciplina occidente no puede competir. Yo creo que los economistas se equivocan (de Adam Smith a Carlos Marx) cuando no toman en cuenta factores culturales, religiosos o, como en el presente caso, miles de años de tradición gregaria.
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Me parece importante su artículo para entender el contexto en que se desarrolla la presión que hace la industria textil de Costa Rica, para la aprobación del TLC. De hecho, el TLC beneficia a la industria textil, pero como usted muy bien lo señala, este no será suficiente. Hemos estado acompañando procesos con trabajadoras y trabajadores del sector textil y hemos planteado que esta industria, efectivamente está apostando a competir bajando costos vía salarios y garantías sociales, porque no tiene la capacidad instalada para mantenerse y competir contra China, especialmente en el mercado norteamericano. Lo peor de todo, es que en las industrias están manipulando y mintiendo a las trabajadoras y trabajadores, para que a través de acciones públicas (incluidas marchas) pidan la aprobación de un tratado que no les traerá ninguna garantía de empleo. Con miedo y con mentiras, tampoco van a poder sostener su industria. Esto debería darse a conocer, por el bien de muchas familias costarricenses.
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De lo que he leído, China se caracteriza por ser uno de los países donde sus trabajadores, en su mayoría, viven en condiciones infrahumanas (requisito indispensable para bajar costos sin sacrificar las utilidades de los dueños de los factores del capital y del trabajo), y se atribuye como uno de los factores de éxito de su agresividad en el mercado, precisamente de la característica de que China no cumple ni con las reglas mínimas de las condiciones laborales internacionales. Estoy totalmente de acuerdo contigo que debemos cambiar de modelo de vida y de desarrollo, a un modelo cuyas principales variables sean el cambio y la innovación, pero no creo que sea digno ejemplo la China. Más parece que China lucha por convertirse en la próxima potencia hegemónica mundial, y por ende su poderío de imperio militar, antes que fortalecerse económicamente para hacer crecer sosteniblemente el bienestar socioeconómico de su sociedad laboral y productiva. Que conste mi muy apreciado amigo, no estoy criticando tu artículo, para nada, solo estoy reflexionando sobre una realidad muy triste, que lamentablemente está siendo secundada y propiciada por los nuevos gobiernos “democráticos”, con políticas de capitalismos salvajes sustentados en modelos de eficiencia, que por su propia definición, deben apartarse de todo principio de equidad y de solidaridad, pilares fundamentales de la protección de la familia y de la sociedad, que son el bastión de la seguridad, estabilidad y crecimiento de un país que aspira a ser desarrollado, pero principalmente que aspira a vivir en paz social y política algún día……
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Hola Leonardo, leí su columna y esta vez difiero. Los chinos ni son creativos en diseños, ni generan buenos salarios y empleos. Siguen siendo los más denunciados respecto a los derechos de los trabajadores, copian las creaciones italianas y antes de que salgan al mercado ya ellos sacaron su versión barata. Ni creativos ni solidarios. Que integran la tecnología con el proceso productivo eso lo reconozco, así como su capacidad para ser sumamente eficientes. Personalmente no creo que aún integrándose toda Centroamérica en el área textil podamos competir con ese productor masivo. Hay que definir nichos y conservarlos, pero no soñemos, jamás seremos competencia para los productos asiáticos en general.
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Bien inicia hoy Leo Garnier su columna. Los chinos son una “amenaza”, ¿para quién? Estamos llenos de este tipo de apreciaciones que la gente acepta sin más, ya sea porque los difunden supuestos “expertos” o políticos “estadistas”, preocupados por el bien común (?). ¿Qué tiene de “amenaza” que ahora los pobres en CR --y todo el mundo aquí-- puedan comprar T-shirts a una cuarta parte del precio hasta ahora? ¿No es una buenísima noticia? ¿No ha llegado nuestra estupidez --inducida por intereses directos de algunos, que los políticos ignorantes repiten como loras-- a un grado supino, cuando aceptamos sin más que poder comprar T-shirts a la cuarte parte del precio actual es una “amenaza”? ¿No es absurdo que, con el cuento del empleo, los fabricantes de T-shirts estén protegidos para que puedan vender sus T-shirts 4 veces (!) más caras, tal que sus operarias empleadas no puedan comprar suficientes T-shirts para sus hijos? ¿Cómo es posible que se acepte tranquilamente que “si no, aumentaría el desempleo”?
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Leonardo, tuve la experiencia de laborar para una empresa Textil en la Zona Franca, competitivamente nosotros con Centroamérica tenemos problemas para competir, la mano de obra en estos países es mas barata. Recuerdo que la tela se importaba de los países asiáticos, y aun con los problemas internos de desalmacenaje, resultaba más barato que comprarla a otros proveedores de la región.
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Creo que el comprar productos y servicios a mejor precio y calidad no le hace daño a nadie. Porque el costarricense debe consumir arroz y frijoles caros producidos en costa rica, cuando puede consumir productos de mayor calidad a menor precio importados del exterior. Será posible que nuestro productores se dediquen a producir otras cosas donde puedan ser competitivos y donde la mayoría de los costarricenses se vean beneficiados. La realidad es que ya se importan gran cantidad de arroz y frijoles, te apuesto a que se vende a precio alto, para no afectar a los productores locales y perjudicando a la mayoría de los costarricenses. Cuidado, el pobrecito no debe dominar nuestra vida.
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A propósito lo del ventaja competitiva, nuestro paisito, y los economistas, políticos, escritores, etc., siguen fallando en reconocer la ventaja criolla. Acaso has leído que empresas multinacionales tienen que pagar “hardship pay” a los empleados obligados a aguantar la 'calidad de vida' en ciudades Chinas. Mientras, acá, la plata extranjera esta cayendo a baldazos en toda una inversión masiva que ni merece mención--la de bienes raíces, casas segundas, y pronto una ola masiva de pensionados. La 'remesa' de una pareja de gringos que se instala a vivir aquí ronda por $2500/mes y mas de la mitad entra la economía local. Esto después de una inversión promedia de $200--$250,000 en tierra, construcción, vehiculo, electrodomésticos, etc. Nadie tiene que pagar 'hardship pay' a todos esos, vienen de su propia voluntad, atraídos por lo que pocos Ticos han valorizado--desde los cafetaleros botando selva primaria a los finqueros en Guanacaste vendiendo balato frente el mar--la riqueza natural y un estilo de vida mas tranquilo. Los retos ambientales y energéticos del nuevo milenio ofrecen a Costa Rica una oportunidad tal vez sin igual en el mundo: canalizar este “cash flow” en demostrar lo que es “sustainable development.”
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