¿Será este el fin de Liberación Nacional?
Leonardo Garnier

Sub/Versiones – LA NACION: Julio 18, 2002
Liberación Nacional está en su punto más bajo. Hace un año, más del 43% de los costarricenses decía simpatizar con el PLN. Hoy, apenas un 23%. ¿Será este el fin de Liberación Nacional? ¿Debe serlo? El PLN ha jugado no uno, sino dos papeles cruciales a lo largo de los últimos cincuenta años. Hasta mediados de los setentas, fue un papel en el que predominó la construcción institucional; hasta fines de los noventa, uno en el que predominó la resistencia y el ajuste. Es más fácil idealizar el primero que el segundo, pero ambos tuvieron sus méritos y sus grandes errores. Construir, claro, fue más emocionante que resistir (o que destruir, dirán algunos).
Es claro que no todo lo hecho ha estado bien. Y algunas cosas han estado mal, incluso muy mal – en especial el deterioro distributivo. Pero si las estabilizaciones, ajustes y reformas han resultado mejor (o menos mal, si usted prefiere) en Costa Rica que en casi cualquier otro país de América Latina, ha sido gracias a ese balance confuso que se ha generado desde los propios gobiernos y fracciones liberacionistas, con todo y sus defectos. A pesar de sus problemas y sus temores – reales y justificados – Costa Rica está mejor posicionada para salir adelante hoy, que como lo estuvo a principios de los ochenta y como lo habría estado si hubiera prevalecido el dogmatismo neoliberal de algunos o el populismo simplista e irresponsable de otros. Pero también es cierto que hemos fallado, que Costa Rica podría estar mucho mejor, y este ambiguo balance tiene, inevitablemente, un costo.
¿Ha habido debate sobre esto en Liberación Nacional? Sin duda, pero no tanto en el Partido como tal (no en el Balcón Verde, si se quiere) sino al interior de sus gobiernos y fracciones legislativas. Ha sido un debate intenso y complejo, pero ha sido también un debate sordo – o, más bien, mudo – pues los gobiernos, para no parecer confusos, divididos, débiles… están obligados a dar una falsa apariencia de ‘monolíticos’. Así, muchos planteamientos de punta respecto al futuro nacional se han gestado en las últimas dos décadas desde adentro y desde afuera de los gobiernos – pero no desde la práctica cotidiana de los partidos.
Como Partido, el PLN ha sido incapaz de sintetizar esta experiencia, aprender de ella y generar nuevo pensamiento, una visión nacional de futuro. En medio de sus logros y fracasos, este papel ‘sin gracia’ que le tocó jugar al PLN en los últimos veinte años – con nuestros propios errores, faltas y omisiones – hicieron que el país resintiera una pérdida de rumbo, una pérdida de confianza, una pérdida de liderazgo político, tanto en términos del desarrollo nacional, como en términos del tipo de institucionalidad – pública y privada – que los ticos queremos tener. Igual se peleó ayer en las calles contra el combo del ICE que se pelea hoy contra la revisión técnica de los vehículos: de lo sublime a lo ridículo.
¿Será este el fin de Liberación Nacional? ¿Debe serlo? ¿Cuáles son los retos del desarrollo nacional desde una óptica socialdemócrata? ¿Puede haber democracia sin social-democracia en Costa Rica? Esta subversión… continuará el próximo jueves.