¿Telecé o no telecé?
Leonardo Garnier

Sub/versiones: LA NACION – Jueves 20 de marzo, 2003
Así se lo plantean algunos. Ya sea porque demonizan el comercio y cualquier Tratado de Libre Comercio – TLC – que pueda llegar a firmarse con los Estados Unidos, aduciendo que ya todo está predefinido y, por tanto, perdido – perdición eterna – o, más bien, porque santifican todo comercio, toda liberalización, toda apertura, pues ella nos llevará a las reformas que conducen al óptimo de los óptimos: abríos, y el reino será vuestro. Y no, ni una cosa ni otra.
El comercio es, sin duda, vital para nuestro desarrollo. Sin embargo, como ha señalado la “Cátedra Víctor Sanabria” de la UNA, la precariedad de condiciones en que éste se realiza – por la volatilidad de operaciones financieras, por las tensiones en enfrentamientos de intereses y por la desigualdad en los participantes – hace pensar cada vez más en la importancia de esos intangibles que, como la confianza, la equidad, la solidaridad y otros valores éticos, dan mejor y mayor sustento a las relaciones comerciales y a las económicas en general.
Con su “Programa de Ética de la Economía y del Desarrollo”, la Cátedra ha venido trabajando desde 1991 en la búsqueda de esta integración teórica y práctica entre ética y economía. Así, con base en el enfoque metodológico desarrollado por Jorge Arturo Chaves en su libro “De la utopía a la política económica”, y apoyándose, entre otros, en los análisis de la llamada “Stakeholder Theory” y el “Método de Woodstock”, la Cátedra ha impulsado un proceso inédito de ‘Diálogo Ciudadano’sobre la actual negociación del TLC entre Centroamérica y los Estados Unidos.
Los diálogos sobre políticas suelen quedarse en ‘negociaciones bilaterales’ en las que cada grupo, cada sector, cada individuo incluso, participa para defender sus intereses frente a los de los demás: es un toma y daca, un estira y encoge en el que se suman y restan intereses particulares, pero en el que difícilmente se construyen visiones compartidas. Y esa es la peculiaridad del método que intenta aplicar la Cátedra en este diálogo: en lugar – o además – de que cada sector potencialmente afectado negocie sus inquietudes sobre el TLC con el gobierno, los sectores discuten entre ellos, comparten sus visiones, sus análisis y argumentos, sus esperanzas, sus preocupaciones y sus propuestas. Se ponen en el lugar del otro. Intentan entender sus argumentos… y cuestionar los suyos propios. Intentan construir criterios comunes para valorar el TLC. No desaparecen los intereses particulares, pero pasan a ser vistos desde un lente más amplio que pretende aproximarse al interés colectivo, al interés nacional.
Con el apoyo de los analistas de la Cátedra Víctor Sanabria y del Estado de la Nación, y con el acompañamiento de la Pastoral Social de la Iglesia, los principales representantes del solidarismo, del sindicalismo, de las cámaras empresariales, del cooperativismo, de los productores agrícolas, de los consumidores y de los ambientalistas han venido dialogando no para saber si telecé o no telecé… sino ¿cuál es el TLC que le sirve a este país, al país que queremos, entre todos, llegar a ser? Porque, como bien ha dicho el Ministro Trejos, sólo ese TLC nos interesa.