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Pieles de papel

Enviado por Rodolfo González en Lun, 09/13/2010 - 21:29

Rodolfo González

(Pieza preparada para ser presentada el 13 de setiembre en la frontera Costa Rica - Nicaragua, con motivo del paso de la antorcha de la Independencia; lamentablemente no se consiguió un acuerdo que permitiera la presentación de esta pieza, por lo que se estrenó la noche del 13 de setiembre de 2010 en el Parque de Liberia, al llegar la antorcha a esa ciudad. La representación estuvo a cargo de estudiantes del Colegio Artístico Felipe Pérez)

Con una maleta, viene cruzando la frontera Rubén Darío. Es joven, viste de manera humilde. Lo detiene un policía.

Policía: Oiga usted, ¿sus papeles?

(Darío lo observa. No sabe cómo interpretar sus palabras)

¿Me oyó bien?. ¡Muéstreme sus papeles!

Darío: Perdón oficial, perdón. Se refiere usted a mi pasaporte…claro. Disculpe usted (se ríe de sí mismo)

Policía: ¿Y de qué otra cosa le podría estar hablando? Esto es una frontera. Papel se escribe con P de Pasaporte y de  Permiso.

Darío: Bueno, también podría escribirse con  P de Paciencia, y de persona…

Policía: (Lo observa retador) No, aquí Papel se escribe con P de Policía… oyó…Papá…

Darío: Ah, muy bien, entonces perdone usted, con p de poeta. Mi nombre es Rubén Darío…

Policía: Ah, ¡es usted poeta! Eso lo explica todo. Siempre le andan buscando significados raros a las palabras. A nosotros no nos sirve eso.  Obedecemos y hacemos obedecer la ley, que es una palabra clara con un significado preciso. No podemos hacer poesía. Papel aquí es pasaporte… actualizado y sellado, con permiso y bien vigente. ¿Lo tiene?

Darío: Lo tengo, lo tengo. Pero no sé qué tan sellado y actualizado lo quiere. La verdad, hace muchos años que no vengo por aquí. Y venía mucho. Viví y trabajé en San José, ¿sabe? Aquí nació un hijo mío también.

Policía: Ah, ya se ha metido aquí a trabajar entonces. Y supongo que todos los papeles los tiene en orden…

Darío: (Lo observa extrañado…) ¿cuáles de todos?

Policía: Los del pasaporte, los permisos de trabajo. Los de mi letra P…carajo, que  estamos en una frontera.

Darío: Usted disculpe señor policía. Es que yo no puedo ver el papel como lo ve usted…

Policía: Vea, me agarra usted de buenas. Es más, me divierte. Y aquí no todos los días uno se divierte. Así que le voy a dar cinco minutos para que me explique… (irónico) ¿Para usted qué es un papel?

Darío: (LO OBSERVA) ¿Usted escribe piel con “p” de qué?

(El policía no entiende el aparente cambio de tema y tarda en responder, en eso se escucha alguien que se acerca, muy entusiasmado, alto, elegante, pícaro, alegre, viene haciendo mucho alboroto. Es Aquileo Echeverría. Cuando está cerca de Darío, este lo reconoce, sonríe. Entonces Aquileo se planta frente al policía y a Darío y les lanza esta rima”

Aquileo:  ¿De dónde vienes y a dónde vas? ¿Cómo te llamas y cómo estás?

Darío: (Se apunta al vacilón y contesta) “De Nicaragua vengo, a Costa Rica voy, me llamo Rubén y muy bien estoy”.

Aquileo: ¡Don Félix Rubén García Sarmiento! Conocido en el alto y el bajo mundo como don Rubén Darío.

Rubén: ¡Don Adolfo Dolores Aquileo de la Trinidad Echeverría Zeledón!

Aquileo: Para los amigos… Aquileo J. Echeverría…

Rubén: Y otros nombres que mejor no menciono…

Aquileo: Los menciono yo, al menos los que se pueden: Dixie, el enano rojo, Bocaccio…

Rubén: ¡Bocaccio! ¿Cómo se te ocurrió firmar así en el periódico?

Aquileo: Fue ocurrencia tuya, tomandonos unos fresquitos después del trabajo ¿No te acordás?

Policía: (CARRASPEA, LLAMA LA ATENCIÓN) Está bonita la charla, pero yo tengo que trabajar y este señor no me ha enseñado el pasaporte. Y sin pasaporte, aquí no pasa nadie. Lo tiene o no lo tiene.

Aquileo: (Al POLICIA. INDIGNADO PERO COMO EN JODA) Pero, pero, pero, pero, ¿Cómo le va a pedir usted un pasaporte a este hombre. Este hombre no necesita pasaporte. Este hombre es ciudadano del mundo, ¿sabe qué? El que necesita sacar un papel es usted, pero para pedirle un autógrafo a este señor… ¿No le dice a usted nada la frase? ¡Margarita, está linda la mar!

Policía: (CONDESCENDIENTE, PORQUE POR CASUALIDAD ESTA DE BUENAS) No, no me dice nada…

Rubén: Dejá esa chochada, Aquileo, aquí tengo el pasaporte…

Aquileo: No, no lo saqués. Primero este señor se va a acordar de este poema. Yo estoy seguro de que lo ha oído…

Policía: Suficiente, o me muestra los papeles o los mando a arrestar. Yo aquí soy el Policía con P de Poder…

Aquileo: Sí, seeeeeñor….(le hace el ademán. En eso se pone serio y declama con gran sentimiento). Pero vea usted qué casualidad, nuestros oficios empiezan con P. Usted policía, y nosotros dos poetas

Darío: Y periodistas…

Aquileo: ¡Ciertísimo! ¡Periódico La Unión de El Salvador. ¿Te acordás?

Darío: Qué tiempos aquellos, Aquileo. Tantas tertulias y poemas… y tanta fiesta también.

Policía: Sí, y la fiesta se terminó. Traiga para acá el pasaporte.

Aquileo: Ay pero un momentito, no sea así.

Policía: Para poetas estoy yo… la poesía no sirve para nada. Es pura miel, y donde hay miel, vienen las hormigas y las moscas, y las abejas que lo pican a uno…

Aquileo: “abeja es cada expresión que, volando del papel, deja en los labios la miel y pica en el corazón”… eso lo escribió este señor.

Rubén: Aquileo, por favor…

Policía: No entendí un carajo, pero sonó bonito. ¿Ve? Ustedes los poetas lo enredan a uno. A mí por eso, no me gusta esa carajada de la poesía. ¡Pasaporte!

Aquileo: (Recita)

 “Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.  Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas. Voy bajo tempestades y tormentas, ciego de ensueño y loco de armonía.  Ese es mi mal. Soñar. La poesía…”  (AL POLICÍA) eso también lo escribió ese señor

Darío: Disculpe usted, señor policía. Aquí tiene mi pasaporte…(SE LO DA) y permítame añadir…  a quien debe pedirle usted un autógrafo es a este señor… ¿Por qué sabe qué? Costa Rica tiene muchos buenos poetas, es verdad, pero  su poeta, el poeta nacional, el poeta familiar se llama Aquileo J. Echeverría.        

Aquileo: Ah, no fregués…

Darío: Ahora te aguantás, bandido. Me toca a mi contarle a este señor con quién está hablando.  ¿Cómo era que iba aquella?

 “-¡ Hola, ñor José María! 
Traiga la leña pa verla. 
Cuánto cobra? 
-Cinco pesos. 
-¡Ave María gracia plena! 
¡Los tres dulcísimos nombres! 
-Deje la jesuseadera; 
yo pido lo que quiero 
y usté ofrece lo que ofrezca, 
que usté manija su plata 
y yo manijo mi leña…

Aquileo: (SIGUE LA JODA, Y ASUME EL PAPEL DE LA COMPRADORA DE LEÑA) y no hemos de disgustalos 
por cuestiones de pesetas. 
Eso sí, quiero decile 
que repare en la carreta, 
y que espí si está cargada 
con consencia o sin consencia. 
.

Policía: (SE ACUERDA DE LA RETAHILA.  INTERVENIENE, SE METE EN EL PERSONAJE, LO DISFRUTA, VUELVE A SER NIÑO)

Si le cabe un palo más 
me lo raja en la cabeza Yo soy un hombre legal.

(LOS POETAS LO OBSERVAN…EL POLICIA SE DA CUENTA. SE JUSTIFICA)

…diay, es que esa parte sí me la aprendí…en la escuela

Darío: ¿Ve como si conoce a este señor?

Policía: Sí, claro. Odiaba esa conchería. La maestra nos castigaba si no nos la aprendíamos...

Aquileo: Bueno, hay profesores de profesores…

Policía: Bueno, voy a revisar esto para sellarle el pasap…oiga, pero este documento está viejísimo…

Aquileo: Oficial, tenga esta carta y esta tarjeta. Verá que soy enviado del gobierno de Costa Rica, y vengo a conversar con este señor y llevármelo para mi casa. Puede usted verificarlo todo

Policía: (SE LES QUEDA VIENDO CON SUSPICACIA) Ya vengo… (A UN POLICÍA IMAGINARIO):¡Ortíz! ¡Vigílelos! (SE VA. QUEDAN EN ESCENA SOLOS, AQUILEO Y RUBÉN DARÍO)

Aquileo: (PAUSA, SE RECONOCEN. HA PASADO EL TIEMPO) ¿cómo has estado.

Darío: sería mentir si dijera que no estoy bien.

Aquileo: ¿Escribís?

Darío: Ya no… ¿vos?

Aquileo: Ya no…

(PAUSA LARGA. SILENCIO INCOMODO)

Darío: (SE LE QUEDA VIENDO LA BOLSA, PUEDE SER DE UNA CAMISA, LO IDEAL ES QUE SEA DE UN CHALECO, PERO NO ES INDISPENSABLE. DE PRONTO DARÍO RÍE) ¡No puedo creerlo, lo hiciste!

Aquileo: ¿Qué hice qué?

Darío: ¡Cosiste la bolsa, la cerraste con hilo!

Aquileo: (DIVERTIDO)  Ah ¿esto?

Darío: ¿Cómo era la historia?

Aquileo: Diay, yo como siempre, andaba sin plata. Y un día, en el periódico, me cosí la bolsa y le mandé a publicar en la edición del día siguiente una estrofa que decía:

“Es mi bolsillo imagen del desierto. Por temor a las “fieras” lo he cubierto. ¡Oh tu Señor, que el universo has creado, no permitas que siga desolado. Y manda algún colón a descubrirlo, o tendré que coserlo o suprimirlo. ¡Pues nada me sirve en este estado! (ríe)

Darío: (GOZA LA ANÉCDOTA, SE RIE) Es que yo no sé cómo te metiste a pulpero. Vos siempre pésimo para los negocios…

Aquileo: ¿Ves? Otras palabras con P… “pulpero”  “pésimo”

Darío: que no te oiga el policía…

(RIEN)

Aquileo: A vos te fue mejor ¡cuánta fama! ¡cuántos libros! ¡cuántos países…! ¡cuántos amores! Qué honor el mío estar tan cerca de un amigo con tanto talento…

Darío: No jodás. Dejá eso y no me hablés de amores, que sabés cuan dura fue mi historia…

Aquileo: ¿Y cómo no hablar de amores si somos poetas…?

Darío: Cuando hablamos de amores nos quieren… cuando hablamos de dolores… nos persiguen…

Aquileo: Quién diría que las palabras tienen un filo que corta…

Darío: y también son una venda que cura… de palabras hemos vivido Aquileo, de palabras hemos tejido nuestro tiempo…

(SILENCIO INCOMODO)

Aquileo: Yo… tengo que mostrarte algo…

Darío: Lo sé, yo también…

Aquileo: Antes, quiero que recordés que amo mi tierra como amo a la tuya…

Darío: Tu tierra Aquileo, también fue mi tierra… ¡es mi tierra!

Aquileo: Cierto… (TRANSICION, COMO EVADIENDO EL TEMA) Y tu país fue mi país, así que soy tan nica como vos

Darío: Y yo tan tico como vos, jodido…

Aquileo: Vos más que tico, sos universal… no fregués. Todavía recuerdo la primera vez que leí aquellos versos…

“pues se fue la niña bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar. Y siguió camino arriba, por la luna y más allá; mas lo malo es que ella iba, sin permiso del papá. Cuando estuvo ya de vuelta, de los parques del Señor, se miraba toda envuelta, en un dulce resplandor. Y el rey dijo: qué te has hecho, te he buscado y no te hallé ¿qué tienes en el pecho que encendido se te ve”

Darío: A Margarita Debayle… no sé por qué la gente lo recuerda tanto…

Aquileo: No sé la gente, pero yo sí te puedo decir por qué lo recuerdo, amigo.

Darío: A ver, Bocaccio…explíquese…

Aquileo: Duende rojo, jajajajaja. Cuando me  ponía ese seudónimo en el periódico, me divertía más. Pero volviendo a tu poema… siempre pensé que así somos los poetas… curiosos, enamorados de una estrella, y vamos tras ella… sin permiso.  Y al final, no podés ocultar lo que sentís, se te ve en tu poesía, se te sale por la piel…

Darío: Y te regaña el rey…

Aquileo: A veces… hay poetas que hacen enojar al que manda… son los que se roban las estrellas irreverentes…

Darío: Todos los poetas tenemos algo de irreverntes, porque vemos muchos significados en las cosas… no solo un significado impuesto…

Aquileo: Bueno, pero tampoco logramos cambiar al mundo, y  no todos los poetas enojamos al rey… algunos a veces hasta trabajamos para él…

Darío: No sé al rey… pero a algunos políticos sí que les diste duro con tu verbo… claro, con una gran sonrisa, como era tu estilo. ¿Qué me decís de “la firmita”

Aquileo: ¿La firmita?

Darío: Claro, no te hagás el que no se acuerda… aquel texto que decía:

“A mí pídamen la vida, 
¡Pero la firma!... ¡Mirala!... (hace señal: dedo Pulgar entre dedos Indice y Corazón)”

Aquileo: Cierto, es que había mucho partido que pedía firmas para comprometer gente, o hasta hipotecar propiedades… el negocio de la política…

Darío: ¿Y decime una cosa hermano… tengo curiosidad. En estos momentos, ¿a qué sí le pondrías firma?

Aquileo: Te lo contesto si me decís, ¿cuál estrella irías a bajar ahora, sin pedir permiso?

(PAUSA INCÓMODA)

Darío: Hace mucho que no venía acá. Y vos tampoco.

Aquileo: Y los dos sabemos a lo que vinimos…

Darío: Es un capricho, tal vez… pero me fui sin hacerlo y hoy es el momento necesario…

Aquileo: Ya quisiera yo tener tu entereza… tu certeza… tal vez vos sos más romántico, y yo más mordaz… no lo sé… pero vine porque sabía que vendrías tarde o temprano a hacer esto… sos un romántico…

Darío: y vos un idealista…por eso confío en que hagás lo que espero.

Aquileo: Entonces no evadamos más la situación. Vos querés pasar la antorcha…

Darío: Sí, pero no se si arda. Las antorchas de los poetas, Aquileo, tienen llamas de tinta y arden sobre pieles de papel.

Aquileo: Son letras, Darío, letras…

Darío: Vos y yo sabemos que las palabras tienen poder… y arden…

Aquileo: Entonces dame las tuyas, te doy las mías y las lanzamos al viento… este es un bonito lugar, es una frontera… arderán sin duda, si las recibe un campo ávido de calidez…

Darío: No basta, Aquileo. Vos y yo tenemos ya palabra vieja. Sabés a lo que has venido. Quiero que me entregues las palabras que brotan del alma de tu pueblo para enlazarlas con las del mío y que su roce encienda la luz para vernos el rostro del espíritu…

Aquileo: Darío… hay palabras en el alma de mi pueblo… que me están pesando en el equipaje. Quisiera no haberlas traído, pero tienen raíz, y nacen junto a otras que sí quiero mostrarte…

Darío: Dámelas todas.

Aquileo: Mirá. Los tiempos han cambiado…

Darío: Dámelas todas… yo te daré las nuestras…

Aquileo: (Pausa) Es que algunas son duras, como filos…

Darío: ¡Dámelas! ¿Te lo tengo que decir más veces?

Aquileo: (Pausa) Si vos querés… aquí están las frases pintadas en algunos muros… y en los respaldares de los buses… son hostiles a tu pueblo…

Darío: Dámelas…

Aquileo: Aquí están los chistes de las fiestas, los que hablan de tu gente…

Darío: Dame esas también…

Aquileo: la cifra baja, pronunciada con firmeza y sequedad, del salario de hambre…

Darío: Esa la recibo también… y te comparto también las palabras de los muros, la de los chistes, la del comentario mordaz que también hacemos en nuestro pueblo… y la palabra del político que explota las diferencias cuando le conviene…

Aquileo: Hay también palabras de amor, de aprecio de amistad…

Darío: Esas también son recibidas, y nos pintan una sonrisa… yo también tengo ese tipo de palabras para vos y tu gente…

Aquileo: Qué pasa Darío… ¿no estás satisfecho?

Darió: Es que no basta Aquileo… bien lo dijiste hace un rato, cuando hablaste de robar estrellas y que brillen en el pecho como el fuego de una antorcha…

Aquileo: sí, al poeta se le nota la luz… cuando es fiel a ella.

Darío: Y al joven también, cuando no adormece él mismo o le cercenan sus sueños…

Aquileo: Hay que correr tras los sueños, porque un día se cansan y uno los alcanza…

Dario: Vos siempre jocoso, chocho…

Aquileo: (PAUSA) ¿Será que hay ahora menos estrellas, o menos hambre por ellas? ¿Siguen corriendo tras ellas?

Darío: No sé, tal vez sí. O quizás es que hay tanto que mirar acá abajo, que pocos se acuerdan de buscar luces en la noche…

Aquileo: …Darío… ya no puedo escribir. A veces agarro una pluma, y trato de poner letras sobre un papel… pero es como una pesadilla, no se pinta nada…

Darío: Nada, ni un punto… ni una coma

Aquileo: En serio, te digo todo esto y de pronto se me ocurre una idea y la quiero escribir y no puedo… es terrible…

Darío: ni una vocal, ni un signo de interrogación…

Aquileo: ¿A vos te pasa lo mismo?

Darío: Lo mismo…

Aquileo: ¿Entonces?

Darío: Lo que escribimos escrito está. No podemos agregarle ni una coma. Ni quitarle un adjetivo de más…

Aquileo: ¿Qué nos queda a nosotros?

Darío: Lo que somos, Aquileo, la memoria… y el combustible del fuego para una antorcha nueva… hay que pasar la antorcha…

Aquileo:¿ A nuevos poetas?

Darío: Poetas, pensadores, hombres y mujeres de ciencia… todos hacemos poesía cuando amamos lo que hacemos…

Aquileo: ¿Y por qué aquí?

Darío: para quemar las palabras duras como filos, y hacer un puente que cruce el río, y que la frontera no sea más que una fina  línea entre dos labios que se tocan.  Las fronteras deberían ser un beso entre dos pueblos.

Aquileo: Entonces somos el papel de ayer, Darío…

Darío: Papel para encender el fuego de una memoria viva… pasar la antorcha Aquileo…

Aquileo: ¿Y el papel?

Darío: El papel lo tienen ellos… nosotros ya somos recuerdo…

Aquileo: (PAUSA) Se levanta: ¿De dónde vienes, a dónde vas, cómo te llamas y cómo estás?

Darío: De Nicaragua vengo, a Costa Rica voy, me llamo Rubén y muy bien estoy…

(DARIO TOMA LA MALETA, AQUILEO  LO ACOMPAÑA. EL POLICIA SALE PEGANDO GRITOS, DETRÁS DE EL, ELLOS LO IGNORAN, COMO QUE NO LO ESCUCHAN, DARIO Y AQUILEO SALEN. QUEDA EN ESCENA EL POLICIA)

Policía: Esperen, esperen, esperen… (AL PUBLICO) (No hay nadie) ¿Pero con quién estoy hablando? ¿Me estaré volviendo loco?

No son pasaportes son hojas en blanco, pero juraría que yo… bueno tal vez me haga falta un descanso, tal vez me haga falto un descanso… pero no puedo.  Alguien tiene que ayudar a pasar la antorcha…

(MUTIS)

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