"Biombos", dientes y paraguas
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier
La Nación, 23/1/99
A veces pienso que ya nada puede sorprenderme. Pero apenas lo pienso, aparece alguien que, de inmediato, como si lo supiera, realiza una pirueta de tal magnitud que, sin poder evitarlo, ¡me sorprendo! Así me ocurrió el Jueves 21 de enero, cuando en la página quince de este diario leí lo siguiente:
“En días pasados se le ha dado una destacada importancia en los medios de información a los ‘biombos’: un fenómeno que consiste en la retribución subrepticia de un servicio médico que ya fue cubierto con el pago de la cuota mensual que obligatoriamente se le hace al Seguro Social. Esta práctica es universalmente condenada como el comportamiento corrupto de algunos médicos y la solución se plantea en buscar el apropiado castigo para los profesionales que la practican”.
-Hasta aquí yo iba bien, no sabía lo que me esperaba en el siguiente renglón, y que originaría la sorpresa de la que aún no me recupero: “Así jamás se va a solucionar esta costumbre. Además, no sé como la salud de los costarricenses va a mejorar si se termina con el ‘biombo’. Porque el ‘biombo’ no nació de los médicos. Nació de los asegurados.”
Muy en la tradición de algunas corrientes de economistas que equiparan la oferta y la demanda, que no establecen diferencia entre el poder del consumidor -usualmente un aficionado- y el del vendedor que casi siempre es un profesional en lo suyo, don Jaime Gutiérrez nos sorprende con una afirmación que no pude discutir. A lo más que atiné, fue a llevarlo hasta el final:
El biombo no nació de los médicos, sino de los asegurados
Y la lluvia es culpa del paraguas
El robo no nació de los ladrones, sino de los descuidados
Y la infidelidad es culpa del que la sufre
El asesinato no nació de los homicidas, sino de los muertos
Y la mentira es culpa del que la cree
La violación no nació de los violadores, sino de las víctimas
Y el golpe es culpa del que lo recibe
El chantaje no nació de los chantajistas, sino de los chantajeados
Y la deforestación es culpa del árbol
El hambre no nació de la injusticia, sino de los hambrientos
Y la tristeza es culpa del que llora
La violencia no nació del agresor, sino del agredido
Y la agresión infantil es culpa de los niños
La calumnia no nació del mentiroso, sino del ofendido
Y las caries son culpa de los dientes
Y la pornografía es culpa de los ojos
Y las pecas son culpa de la cara
Y el ruido nació de los oídos
Y el calor nació de los termómetros
Y el presumido nació de los humildes
Y, claro, el biombo
El biombo no nació de los médicos corruptos
El biombo no nació de quienes lucran con la angustia de los otros
El biombo no nació de quienes olvidaron el Juramento de Hipócrates
No,
porque como dice don Jaime,
el biombo no nació de los médicos,
sino de los enfermos.
Estamos avisados.