De Porter a don Pepe
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier
La Nación, 3/11/95
El pasado miércoles, durante una larga sesión de trabajo en la Universidad de Harvard, el Profesor Michael Porter discutía con los Presidentes centroamericanos, varios de sus ministros y asesores, las condiciones para lograr un desarrollo sostenible para la región. De acuerdo con el Profesor Porter, “el factor clave del desarrollo económico es la creación de condiciones que permitan el rápido y sostenido aumento de la productividad”, y establecía un círculo virtuoso en el que los aumentos en la productividad conducen a mayores salarios y utilidades, así como a mayores exportaciones a mejor precio; éstas a su vez permiten la revalorización de la moneda nacional, lo que genera un mayor acceso a capital para financiar importaciones y nueva tecnología que, finalmente, vuelve a redundar en aumentos de la productividad.
De esta forma, Porter establece una clara y definitiva relación entre el crecimiento de la productividad y el crecimiento de los salarios, lo que lo lleva a afirmar en forma categórica que la “competencia basada en el bajo costo de la mano de obra, o en la explotación de los recursos naturales, perpetúa la pobreza”. ¿Por qué? Simple, responde Porter: “la mano de obra barata perpetúa métodos ineficientes, y los recursos abundantes promueven el desperdicio”.
Estos argumentos, revolucionarios en tantos países, nos resultan curiosamente familiares a los costarricenses. Días antes me lo comentaba así don Jorge Manuel Dengo, que habiendo leído los trabajos de Porter los encontraba interesantes no porque le dijeran algo nuevo, sino porque ponían en nuevos términos lo que don Jorge y sus compañeros de generación siempre supieron y practicaron como el único camino seguro al desarrollo, el camino en el cual el crecimiento de los salarios va de la mano con el crecimiento de la productividad.
Esta versión criolla de la “ventaja competitiva de las naciones” de Michael Porter se encuentra plasmada con toda claridad y detalle en un viejo discurso de Don Pepe: “Doctrina Social y Jornales Crecientes”, transmitido por radio el 2 de noviembre de 1949, cuando don Pepe presidía la Junta Fundadora de la Segunda República --y Michael Porter probablemente daba sus primeros pasos. ¿Por qué proponía don Pepe una política de salarios crecientes en una época en la que --como todavía creen hoy algunos-- los salarios crecientes podían ahuyentar la inversión, reducir la producción y generar desempleo?
Exactamente por las mismas razones que hoy sostiene, con sólidos argumentos y cientos de ejemplos, el Profesor Porter: “Los sueldos y jornales crecientes --decía don Pepe-- conducen a una mayor eficiencia en la administración de los negocios. Se abandonan gradualmente las actividades menos productivas. La agricultura y la industria van eliminando los llamados negocios marginales. Se introducen nuevos métodos técnicos y nuevas máquinas. La producción sube, tanto en términos globales como en relación a las horas de labor invertidas. El trabajo se valoriza. El hombre se dignifica”.
“Ahora bien, los hombres de negocios que me escuchan preguntarán: y si los negocios no dan suficiente para pagar jornales altos, ¿cómo le vamos a hacer frente a las planillas? Reconozco que esa es la pregunta terrible que nos formulamos todos los empresarios de nuestro tiempo --y también del nuestro, podría agregar hoy el Profesor Porter. (...) Cada alza de jornales viene a hacer más difícil la tarea, si no se puede subir automáticamente el precio de venta del producto. Yo conozco de esas luchas. Cada nuevo aumento en el costo de la producción, nos lleva a buscar métodos de trabajo más eficientes. Es dolorosa la nueva adaptación, cada vez que suben los jornales. Pero esa es parte de la carga del hombre de empresa, y no debe rehuirla. Fácil sería manejar negocios en nuestro tiempo si el trabajo humano no valiera nada. La prueba del mérito consiste en conducir las empresas de tal manera que, a medida que van subiendo los jornales, se vayan mejorando los métodos de producción y se consigan precios más altos por el producto de exportación”. ¡El mismo círculo virtuoso de Michael Porter!