¡Manda banano!
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier Sub/versiones – La Nación, Costa Rica, jueves 15 de setiembre del 2005
Hay que ser cara dura: Peter Mandelson y Mariann Fischer-Boel, comisionado comercial y comisionada agraria de la Unión Europea, se encuentran esta semana en Washington para hacer avanzar –según dicen– las estancadas negociaciones en pro del libre comercio. “Faltando solo dos semanas para la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Hong Kong –dijo Mandelson– tenemos una necesidad urgente de progreso. La Unión Europea y los Estados Unidos deben seguir mostrando liderazgo y voluntad para tomar decisiones fuertes en la reforma del comercio agrícola, para contribuir a que el resto de la ronda se mueva hacia adelante”. Luego del fracaso de la pasada reunión de Cancún (¡cataplún!), donde predominó la falta de voluntad de los países más ricos para reducir su proteccionismo y abrirse al libre comercio en los bienes agrícolas, esta reunión de Hong Kong sería la última oportunidad para concluir con éxito las conversaciones de la ‘ronda de Doha’, iniciadas hace ya cuatro años, cuyo objetivo era que llegáramos al 2006 con un acuerdo que hubiera desmantelado esas barreras, de manera que – se decía – el libre comercio pudiera contribuir efectivamente al desarrollo de los países atrasados.
Sin embargo, días antes de viajar a Washington a encumbrar la retórica del libre comercio y la eliminación del proteccionismo, los mismísimos Mandelson y Fischer-Boel, habían hecho mofa no sólo del libre comercio sino de la propia OMC y, sobre todo, de los países exportadores de banano de América Latina. El primero de agosto recién pasado, un arbitraje de la OMC había dado la razón a nuestros países en su pelea contra el arancel de 230 euros que la Unión Europea pretendía establecer contra el banano latinoamericano a partir del 2006. Ese arancel había sido fervientemente defendido por la propia Fischer-Boel, que se rasgó las vestiduras ante el resultado del arbitraje, diciendo que tanto el arancel de 230 euros por tonelada, como la metodología propuesta les había permitido “encontrar la cuadratura del círculo y proteger los intereses a veces contradictorios de nuestros consumidores, productores y socios comerciales”. Por el contrario, los principales exportadores de banano de América Latina celebraron el resultado del arbitraje, pues insistían en que cualquier arancel por encima de 75 euros por tonelada era discriminatorio y amenazaba con sacarlos del mercado. La OMC falló a favor de los latinoamericanos y ordenó a los países de la Unión Europea definir un arancel más razonable. Pero... ¿qué hicieron entonces los europeos? Burlarse de la OMC y echar un balde de agua fría sobre nuestros países y sobre el libre comercio, anunciando esta semana una rebaja raquítica y simbólica del arancel bananero: de 230 a 187 euros por tonelada.
A veces las cosas son tan serias que... dan risa: ¿no es ridículo que un grupo de países latinoamericanos que han sido productores y exportadores históricos de banano – al punto de ser peyorativamente conocidos como banana republics – ni siquiera puedan gozar de libre comercio en sus bananas? A pesar de la retórica, de los discursos y de las cumbres, lo cierto es que en los hechos, los países más avanzados siguen mostrándose incapaces, es decir, reacios, rejegos, tenazmente opuestos a cualquier reducción importante de esa parte del proteccionismo que los favorece a ellos, pero no pierden oportunidad para exigir por todos los medios que otros países –los menos desarrollados– sí eliminen el proteccionismo a las exportaciones europeas, japonesas y estadounidenses, que respeten las reglas de propiedad intelectual, que no subsidien a sus productores... en fin, a que no hagan nada de lo que los que hoy son ricos hicieron repetidamente –y siguen haciendo– para hacerse ricos. Como quien dice... hagan lo que digo, no lo que hago. ¡Manda banano!