Tontas e indefensas
Leonardo Garnier

Leonardo Garnier
Sub/versiones: La Nación, jueves 20 de enero, 2004
“Preferirían casarse con su asistente, no con su jefe”. Así concluye un estudio recién publicado en Michigan según el cual los hombres preferirían casarse con mujeres que ocupen puestos subordinados al suyo y no con mujeres que sean sus colegas o superiores. “Las mujeres poderosas están en desventaja en el mercado matrimonial – dice la Dra. Stephanie Brown – porque los hombres prefieren casarse con mujeres menos exitosas.” A esto se agregan los resultados de otro estudio, realizado en Inglaterra, según el cual los hombres inteligentes con puestos demandantes prefieren una esposa tradicional y sumisa, más que una que sea su igual. Los resultados son dramáticos: un alto coeficiente intelectual disminuye las posibilidades matrimoniales de las mujeres en un 35%, pero las eleva en un 40% para los hombres. El mensaje es clarísimo: las mujeres los prefieren inteligentes… pero ellos las prefieren tontas. “Mientras que las mujeres quieren casarse con hombres con los que puedan mantener una buena conversación – dice Maureen Dowd, del New York Times – parece que esos hombres prefieren casarse con mujeres con las que no tengan que conversar”.
Esto me recordó la queja de unas amigas que me aseguraban que a pesar de ser obviamente bonitas, inteligentes, simpáticas y demás cualidades que debieran hacerlas atractivas a cualquier hombre... ninguno parecía darse cuenta. Y no es que sean ermitañas: tienen montones de amigos pero, como ellas mismas dicen, son solo eso: sus amigos; y las tratan como a otro amigo más y nada más. Ustedes – les dije – tienen el “síndrome de Batichica”: “supermujeres” que necesitan un “superhombre” para hacer pareja pero, esos, no abundan. La cosa es todavía más grave, pues Supermán nunca es novio de Superchica, ni Batman se casa con Batichica; y a los superamigos nunca se les ocurre enamorar a la Mujer Maravilla. No, las novias de los superhéroes nunca son otras mujeres poderosas como ellos, sino simples mortales indefensas como Lina Luna o Luisa Lane... “a las que ellos siempre pueden proteger y salvar” – advirtieron, certeras, mis amigas.
De los estudios y las tiras cómicas podríamos concluir que lo que vuelve atractiva a una mujer a ojos masculinos no es su belleza, su simpatía ni – mucho menos – su inteligencia, sino su vulnerabilidad. Ellos necesitan sentirse fuertes, poderosos, necesarios, en fin... hombres; y, para eso, nada mejor que alguien que necesite esa protección, que la disfrute, que la agradezca… y no discuta. Si además de parecer vulnerable, un poco débil, no demasiado inteligente y un tanto insegura, está dispuesta a reconocer los poderes de su protector con repetidas aprobaciones, risas fáciles y su admiración incondicional, tanto mejor: son la miel ideal para los frágiles egos masculinos. Por el contrario, las que no parecen tan vulnerables y, sobre todo, las que parecen invulnerables, podrán ser interesantes, simpáticas y hasta bonitas, pero no: en lugar de atraer a los hombres, más bien los intimidan, los asustan. Ellos las prefieren tontas e indefensas. Por eso, Batichica está sola... ¿hasta cuándo?
Les dejo con un consuelo: en la última película de superhéroes, Mr. Incredible se casó con Elástica… y no podía irles mejor. Tal vez haya esperanza.
El primer estudio es el de Stephanie L. Brown, Brian P. Lewis: “Relational dominance and mate-selection criteria: Evidence that males attend to female dominance” Evolution and Human Behavior, Vol. 25, No. 6, December 2004.
El segundo estudio fue realizado por académicos de cuatro universidades británicas: Aberdeen, Bristol, Edinburgh and Glasgow, y reportado por The Sunday Times: http://www.timesonline.co.uk/article/0,,2087-1423032,00.html
Dos artículos que han hecho referencia a estos resultados son:
Maureen Dowd: “Men Just Want Mommy” The New York Times, January 13, 2005 http://www.nytimes.com/2005/01/13/opinion/13dowd.html?incamp=article_popular_1
John Schwartz: “Glass Ceilings at Altar as well as Boardroom”, The New York Times, December 14, 2004 http://iht.com/articles/2004/12/15/healthscience/snmates.html