Ana se fue a preparar unas bocas, dejándolos frente al televisor apagado, conversando. ¿Supiste lo de Jorge? Sí hombre, pobre… a su edad. La nuestra, dirás, porque. Sí, sí, por eso digo ¿te imaginás, cuernos a estas alturas? Ni lo pensés, ni lo pensés. Ana regresó con su falda corta y unos...